264 páginas, 28 euros
LUMPEN INTEGRAL
Aunque originalmente la editorial Norma se encargó de publicar las aventuras de Dieter Lumpen, primero como episodios autoconclusivos en B/N en la revista Cairo y más tarde en álbumes a todo color, es ahora Astiberri quien lanza un recopilatorio de este peculiar personaje.
Dieter nace aprovechando el éxito de un héroe que supuestamente había aportado aires renovadores al género de aventuras clásicas. Frente a anteriores modelos colonialistas y paternalistas Corto Maltés realmente apoyaba a los más débiles y surfeaba las diferentes olas revolucionarias, de China a Irlanda pasando por Etiopía. Ya saben que no comparto el entusiasmo generalizado que parece despertar la obra de Pratt así que comprenderán que agradezca que los parecidos de Dieter con el marinero maltés sean más bien superficiales.
El maravilloso dibujo de Rubén Pellejero se emparenta con la tradición de la que bebe Pratt, esa corriente que gusta de la simplificación y el contraste extremo entre línea y sombra y que nos ha dado una breve pero intensa lista de autores privilegiados, de Sickles a Toth, pasando por quien firma el prólogo de este integral, Tim Sale. Pero lo que en el padre de Corto Maltés era más precipitación y torpeza que verdadera sencillez y expresividad, se transforma en fluidez y elegancia en el caso de Pellejero. Sutilezas a las que con el tiempo iría sumando una progresiva fuerza y un mayor grosor en la línea, tendencia que se acentuará justo al abandonar a Dieter.
Si en el terreno gráfico la serie marca pronto distancias con su referente más cercano, en el terreno argumental los parecidos también son equívocos. Nos paseamos por escenarios similares a los del maltés, pero de nuevo las diferencias son mayores que las coincidencias. Sí que hay una cierta ironía, un cinismo compartido. Los héroes posmodernos ya no defienden grandes principios, como mucho pequeñas ideologías o simplemente intentan no interferir y ganarse la vida sin demasiado esfuerzo, a ser posible. Pero así como los contextos políticos pesaban en exceso en las andanzas de Corto aquí sirven como telón de fondo y cuando afectan al relato lo hacen sin interferir apenas en las preocupaciones del héroe, lo que se agradece.
Hay que decirlo ya: Dieter Lumpen es uno de las grandes obras en la historia del tebeo español. Lo es en gran medida gracias al esfuerzo de Pellejero que aquí madura y mejora álbum a álbum ofreciéndonos una conjunción de dibujo y color sencillamente maravillosa. Pocos están a su altura. Pero es que además los guiones se siguen más o menos bien. Digo más o menos porque considero que Lumpen tiene un gran problema como es la personalidad de su protagonista, de una ambigüedad que le resta consistencia como héroe. Nunca acabamos de saber qué piensa, qué desea. Puede robar y hasta matar y luego preocuparse por el racismo o el abuso de los poderosos. Esa renuncia a un código moral convencional ablanda al personaje y le resta credibilidad. Luego está el aspecto relativo a las estructuras largas. Zentner es bueno en el cuento corto y toda la primera parte, construida a partir de episodios breves, es brillante. Luego llegan los álbumes de formato europeo y asistimos a historias alargadas, que se van salteando con ingeniosas anécdotas sin excesiva relación con la aventura supuestamente más importante. De hecho en la última entrega ya ni se molesta en buscar una excusa general y se dedica a entretejer un conjunto de relatos breves, más o menos conectados entre sí. En fin, Zentner es entretenido y en la distancia corta muy ingenioso, así que Lumpen se lee bien y Caribe sigue siendo un gran álbum. Y, desde luego, Pellejero sigue justificando por sí solo la adquisición de este volumen. Estoy completamente de acuerdo con Sale cuando dice, al final del prólogo: “Envidio a cualquiera que vaya a descubrir su trabajo por primera vez.”
En 2003 se hizo una expo en el Casal Solleric de Palma de Mallorca que se presentó acompañado de un catálogo al que podéis echar una ojeada en este vídeo: