viernes, 20 de septiembre de 2013

DJIN. UNA JUVENTUD ETERNA de DUFAUX y MIRALLES


Djinn. Una juventud eterna de Dufaux y Miralles. Edita Norma.
Norma Editorial. Barcelona, 2013.
48 páginas, 11 euros.

LA TIGRESA DE ESCHNAPUR


La serie Djinn alcanza su duodécimo volumen. Al primer ciclo ambientado en Turquía le siguió una pastosa travesía africana. Ahora la acción se ha desplazado a la India. Si en mi último artículo antes del verano me refería a diversos productos europeos, en agosto todavía pudimos disfrutar de algunas piezas más, incluyendo este álbum. 


Sobresalen “Cólera roja”, conclusión de “Mar negro”, una aventura de Largo Winch con la calidad habitual, editado por Norma. Van Hamme firma también el guión de dos nuevos episodios de Lady S, tan entretenidos como los anteriores. Pero no sólo del gran maestro belga viven los aficionados. Sente, su discípulo y sucesor, vuelve a Blake y Mortimer para ofrecernos “El juramento de los siete lores”. No es su mejor trabajo en la serie pero mantiene el listón muy alto. Si después de este atracón europeo se quedan con ganas de más, no duden en adquirir el tercer volumen de “El arte de Hergé”, un espléndido libro que ningún aficionado a Tintín debería perderse. Si ya tienen los anteriores sabrán a qué me refiero.

Largo Winch, Cólera Roja de Philippe Francq y Jean Van Hamme. Edita Norma Lady S de Aymond y Van Hamme, edita 001 ediciones
Blake y Mortimer, el juramento de los cinco lores de Yves Sente y AndréJuillard El arte de Hergé, volumen 3 de Philippe Goddin editada por Zendrera Zariquiey


Respecto a la saga de Dufaux y Miralles, ya saben que siento debilidad por el trabajo de la dibujante. Menos entusiasmo me despiertan los argumentos del belga. Lejanos quedan los tiempos de Jessica Blandy, serie en la que lo descubrimos y admiramos. Nunca volvió a escribir nada tan interesante y sus guiones oscilan entre lo repugnante y lo intolerable. Y Djinn no es una excepción. Ensaya una explosiva mezcla en la que agita elementos políticos, con una nada velada crítica a occidente y sus diversos imperialismos (en Turquía, África o la India), y abundantes raciones de sexo. Para conseguir que le tomen en serio su erotismo no es demasiado explícito y ahí cuenta con el talento de la Miralles, capaz de representar con elegancia las situaciones más soeces. Su exquisitez no está reñida con una evidente sensualidad que inunda los álbumes hasta darles un aspecto peculiar y diferenciado.

Viñeta de Djinn. Una juventud eterna de Dufaux y Miralles. Edita Norma.El deseo y la política se superponen para desarrollar un discurso sobre el poder y la dominación. La prota presentaba una cierta bipolaridad en los primeros álbumes. Por un lado era la mejor amante del mundo, una Djinn ingobernable, pero también una mujer que deseaba amar y ser correspondida. Con el paso del tiempo los elementos mágicos se han potenciado y la Djinn ha devorado a la débil mujercita hasta hacerla desaparecer. Dufaux parece embriagarse con los elementos fantásticos, cada vez más presentes en el argumento.

Todo gira en torno a una gran metáfora: no existe el amor romántico, sólo un eterno juego de dominación. Ya sea entre personas o pueblos, no hay buenos o malos, sólo roles que pueden intercambiarse. A veces unos están al mando y luego pasan a ser esclavizados, etc. El problema es que semejante visión tan extremadamente negativa no favorece al drama. Todos los personajes acaban convertidos en piezas de un gran damero manejado a voluntad por Dufaux. Pasan cosas y de vez en cuando nos topamos con alguna escena picante espléndidamente dibujada. Es entretenido, la ambientación es detallada y todos los aspectos de dibujo son irreprochables. Pero más allá del sabor local y las citas a las clásicas películas de Lang, poco de lo que se cuenta consigue interesarnos. Por cierto, Lang sí que conseguía reproducir la magia de una India más imaginaria que real. Y con Debra Paget al frente se marcaba secuencias de un erotismo arrollador e inolvidable. ¿Recuerdan el baile con la cobra?

No creo que tales triunfos se alcancen en Djinn. Con todo, es obligado un último apunte. Hasta el momento el ciclo Indio es mejor que la travesía africana. Y algunos de sus personajes, como Saru Rakti, son realmente intrigantes. Veremos qué pasa con ellos.