viernes, 12 de abril de 2024

ORK SAGA COMIC FANTASIA

Ork Saga Integral de Peter Snejberg y Peinkofer
Cartem Comics, España, 2024
192 páginas, 34,95 euros


UNA ARROLLADORA FANTASÍA
Vuelve el dibujante de apellido impronunciable, Peter Snejbjerg, a quien conocimos en los tiempos de “Predicador” y “Sandman”. Aquí factura una auténtica fiesta llena de orcos, enanos, elfos y todo lo demás.


Su cómplice es Michael Peinkofer, un escritor especializado en novela histórica y de fantasía. Juntos construyen un entretenimiento trepidante y embriagador. Todo son parajes conocidos, poblados con enanos taimados, orcos brutales, brujos infernales, humanos llenos de defectos y elfos estirados. Como “El señor de los anillos” pero con un tono más burlón. Los autores presentan a sus protagonistas con calma, primero a los tontorrones orcos y luego a la seductora princesa elfa, el pícaro mercenario humano y muchos personajes más. Los paisajes también son reconocibles, de las heladas tierras del norte a las asfixiantes junglas encantadas, pasando por otras geografías comunes en los relatos de espada y brujería.

Ork Saga Integral de Peter Snejberg y Peinkofer
Al principio puede dar la sensación de que los personajes hablan mucho, pero es que el guión se toma su tiempo para establecer el carácter no especialmente despierto de los dos hermanos orcos, también el tono desmitificador que recorre la obra. Un tono que nunca sofoca el ímpetu épico, empujando al lector hacia adelante. Queremos saber cómo va a concluir la aventura, qué pasará con ese puñado de héroes inciertos, quién conseguirá engañar a quién y, sobre todo, si el villano se saldrá o no con la suya. Por el camino se deja espacio para alguna reflexión contra el racismo, cuestionando las diferencias “insalvables” entre unas etnias y otras. Lo que prevalece es la voluntad de entretener, de ofrecer un despliegue narrativo de alto nivel, presidido por el prodigioso trabajo de Snejbjerg (¡cuántas consonantes!). Como se suele decir, si antes era bueno, ¡ahora es mejor! Su estilo se enraíza en la ya larga tradición de dibujantes de alto contraste. Como Toth, Steranko, Gulacy, Miller o, más recientemente, Risso o Leandro Fernández. Como ellos, evita las medias tintas y todo se reduce a un blanco y negro muy puro, con una perfecta separación entre luces y unas sombras marcadas con precisión de orfebre. El dibujante siempre ha tenido una cierta tendencia a la caricatura, a los acabados bonitos, aproximando sus comics a una estética de cuento infantil. No ha perdido esa característica pero como su dibujo ha madurado mucho, lo que consigue es una elegancia que aparece hasta en los momentos más salvajes, la cualidad decorativa de su tinta dulcifica todo su material, aportándole un toque distintivo y encantador.

Aquí resuelve desafíos realmente grandes. Por un lado el amplio casting, con personajes tan diferentes como numerosos y que es capaz de caracterizar con pasmosa facilidad. Por el otro, los constantes cambios de escenarios, que también resuelve sin despeinarse. Añadan a ello un color muy climático que redondea un producto casi perfecto. Destaca el diseño del villano, de una delgadez que recuerda a algunos expresivos flacos de Corben. Y la princesa elfa, tan sexy como compleja y con una cuidada evolución que evita su reducción a cliché. Por supuesto, retrata muy bien al gordo y el flaco, los opuestos hermanos protagonistas y que prácticamente cargan con el peso del relato de principio a fin.

En resumen, que el dibujo no puede ser mejor y que éste es un trabajo que se disfruta sin reparos. No se lo pueden perder.