Yann / Romain Hugault
Norma editorial, España, 2011
136 páginas, 23,75 euros
EN CIELOS E INFIERNOS
Hace más de una década que se publicó este cómic. Hay temas tan concretos que en ocasiones suponemos que solo pueden interesar a un reducido grupo de seguidores. En manos de un buen guionista como Yann, los asuntos más ajemos resultan próximos.
No fui consciente de la aparición de esta obra así que, aunque tarde, me siento obligado a reivindicarla. Tras la lectura de sus colaboraciones con Juillard (Mezek y Doble 7), me he acercado a otros trabajos de este prolífico escritor. En El gran duque aborda un asunto que ya tocó Ennis en sus series de guerra, la vida de las aviadoras soviéticas que se enfrentaron a los nazis con cacharros que convertían sus ataques en verdaderos suicidios. A esas duras condiciones se sumaba el arbitrario liderazgo de unos comisarios dispuestos a los mayores sacrificios (ajenos). Tenían que ganar la guerra contra su antiguo aliado, Hitler. Si los comics de Ennis eran excelentes, Yann consigue estar a la altura y además intenta algo aún más complicado. El irlandés se centraba en el bando soviético, pero Yann cuenta dos vidas paralelas, la del militar alemán que no es partidario de los nazis pero considera que debe defender y luchar por su país, y la de la piloto soviética que lucha contra los alemanes y también contra las estupideces de sus superiores. Esa doble visión conforma un fresco emotivo y trepidante, dominado por una de las características del escritor francés: no permite que el realismo arruine sus relatos. Así que la documentación es rigurosa, los combates aéreos muy creíbles, las relaciones de poder tan ásperas como cabría esperar, pero sabemos que el héroe vivirá lo suficiente como para acompañarnos hasta el final de la historia y que, con un poco de suerte, tendremos lo más parecido posible a un final feliz. Justo el nivel de “mentira dramática” que como lector me hace disfrutar. Muchos autores parecen haber llegado a la conclusión de que “cuanto peor, mejor”. Como cualquier automatismo, eso es letal para la narración. Si sé que todo va a salir mal y que no hay redención posible para el protagonista ¿para qué seguir leyendo?
Queremos que los héroes lleguen más lejos que nosotros y las creaciones de Yann suelen hacerlo. Respecto a la chica rusa, si es aguerrida en el aire, no podía dejar de serlo en tierra. El guión la viste con un pragmatismo muy atractivo, sobre todo en cuanto al uso de su sexualidad como herramienta de manipulación y poder. En un tebeo de aviones como éste llaman la atención las escasas escenas entre humanos. Incluso en términos de color, hay un dominante azul, que caracteriza todos los combates aéreos, que contrasta con los tonos cálidos de los encuentros amorosos en tierra, con predominio de pieles naranjas y que alcanza su clímax en la maravillosa escena de amor final, de una sensualidad desbordante.
El alemán es un héroe trágico, con un pasado de pérdidas familiares y recuerdos no del todo enterrados, que le llevan a adoptar el papel de cínico, desencantado con una realidad que siempre le decepciona. Con todo, ama los aviones, respeta a algunos de sus enemigos y es leal con su mascota y algunos de sus camaradas. Tiene no pocos puntos de contacto con el Von Hammer que crearan Kanigher y Kubert. Comentario aparte para el dibujo, a cargo del hijo de un piloto que tiene repetidas ocasiones de probar su amor por esas bellas máquinas. Su trabajo es detallista y preciso y consigue que compartamos su fascinación por esos aparatos que emplean una buena parte de sus tiempo en destrozarse unos a otros.
Al fin y al cabo se trata de un cómic de guerra y ya sabemos cómo funciona el género. Se nos presenta a un conjunto de personajes en una situación límite, enfrentados a unos mandos incompetentes por un lado y a un enemigo feroz por el otro. Ese cúmulo de adversidades es tan conflictivo como interesante y Yann se mueve como pez en el agua en estos entornos. Enseguida consigue que nos preocupemos por sus protagonistas y los acompañemos a lo largo de su prolongada travesía bélica. A pesar de su aspecto académico, de la perfección realista del dibujo, este es un tebeo que da mucho más de lo que esconde su cuidada apariencia. Hay pasión e ideas bajo la superficie, una aproximación muy profunda a las vidas de aquellos militares a los que les tocó luchar por sus respectivos países, en muchos casos defendiendo ideologías con las que no comulgaban. Aquí ella tiene poco de comunista y él nada de nazi, pero les ha tocado pelear, intentado perder al menos número de camaradas posible.
Muy entretenido y perfectamente contado. No se lo pierdan.