domingo, 18 de septiembre de 2022

DRAGMAN DE STEVEN APPLEBY COMIC

Dragman de Steven Appleby comic
Astiberri. Bilbao, 2022
336 páginas, 28 euros


EL SUPERTRANS
Aunque Appleby no es un desconocido entre los lectores españoles, ahora ha saltado del chiste autoconclusivo a un formato tan exigente como el de la novela gráfica. Una operación de riesgo que supera con su ligereza habitual. 

A finales de los noventa leímos su libro “¡Vienen del espacio! Toda la verdad sobre lo que significa tener hijos”. Luego se tradujeron algunos más, como “Sexo Normal” o “La verdad sobre el amor”, recopilatorios con ocurrencias sobre temas cotidianos donde el autor demostraba su ingenio y visión irónica. Su arte se enraíza en el humor gráfico, un estilo directo y sin complicaciones donde todo rezuma facilidad. Pudimos apreciarlo de cerca ya que una pequeña galería de Sóller parecía tener trato directo con él y expuso su obra en repetidas ocasiones. Pero, más allá de algunas secuencias en viñetas, nunca se había atrevido con una historia larga, que exige un ritmo y unas estrategias narrativas muy diferentes a las del humor.

Resumiendo, Appleby ofrece la versión trans de “Watchmen”. Además, usa al protagonista para contar su propia historia, como hombre casado y con hijos al que le gusta vestirse de mujer. Tanto que hace años que ha desterrado los trajes masculinos de su armario, como prueba el retrato que se incluye al final del volumen, con un Steven muy sonriente en su outfit de señora. El libro incluye algunas sorpresas más, como pequeños fragmentos literarios donde los asesinatos se cuentan no a través de imágenes sino solo de texto. Son breves y se leen con facilidad y permiten que nada distraiga al lector de lo más importante. Que es la identidad secreta. En realidad (y con esto no descubro nada) los tebeos de superhéroes llevan décadas abordando los asuntos más cruciales, enmascarados baja una superficie chillona y hortera. Appleby es muy consciente de eso y emplea a su personaje como vehículo de sus experiencias personales. Aunque aclara que él no es Dragman, sí que le transmite algunos de sus problemas. Por un lado está la vida normal, en familia, con una mujer adorable y un niño encantador. Por el otro la vida secreta, con maquillaje y ropa interior de mujer. ¡Y superpoderes! El héroe descubre que puede volar al enfundarse una media de su madre. Luego el tebeo salta con naturalidad de los códigos superheróicos al travestismo. La base secreta se convierte en el club nocturno donde cada uno puede ser como desee. Frente a una nueva normatividad que pretende que todos decidamos qué somos “en realidad”, Appleby nos lleva a terrenos más soft, donde el sexo es una fantasía que se construye entre varios. Especialmente adorables resultan los pasajes donde las chicas, esos chicos vestidos para la ocasión, comentan que una señorita no se deja tocar el pene. 

Dragman de Stven Appleby comic viñeta
Todo se convierte en un encantador juego de máscaras donde cada cual busca la felicidad a su manera. Y donde aparece ese único beso que se convierte en uno de los hilos no resueltos de la historia. ¿Ama realmente Dragman a su mujer o eso es simplemente otra ficción? No lo sabemos, queda sin aclarar, pasando su relación clandestina a formar parte de la lista de grandes amores imposibles que pueblan las historias románticas. Tampoco se nos dan mayores explicaciones sobre la figura del padre ausente, otro misterio sin resolver que sobrevuela todo el relato.

Obviamente al autor la parte de salvar al mundo le interesa menos que los problemas afectivos. Con todo se inventa una trama muy efectiva sobre vendedores de almas y el descubrimiento “científico” del cielo y el infierno. En un tebeo de superhéroes no pueden faltar los secundarios, algunos divertidos como el Atrapamoscas, otros atormentados como el Creyente. En fin, es un cómic muy entretenido y algo más. Enternecedor y por momentos deslumbrante. Permite asomarse a mundos donde el sexo es algo realmente fluido, un auténtico ejercicio de la imaginación. Muy interesante y realmente recomendable.