El pasado 29 de junio fallecía en su apartamento de Nueva York Steve Ditko, conocido creador de Dr. Strange, Spider-Man, Question, Mr. A o Shade the Changing Man, entre otros.
Cuando los policías entraron en su piso se dieron cuenta de que su muerte, a causa de un ataque al corazón, había tenido lugar algunos días antes.
Él había elegido vivir solo y así murió, aunque sus seguidores y amigos son legión y han llenado las redes con declaraciones que recuerdan su tremendo impacto en la cultura popular.
Todas las necrológicas escritas tras su defunción insisten en sus personajes más conocidos, en sus polémicas con las grandes compañías y en las peculiaridades de su carácter. Permítanme que describa aquí a un Ditko menos comentado.
Empiezo por algo cercano, como fue su expo en el Palau Solleric de Palma el pasado año. Él consideraba que una vez que se cobraba por el trabajo eso era suficiente. Había escrito sobre el complicado asunto de su propiedad, afirmando que la editorial tenía derecho a una parte, también el colorista, el guionista y todo aquel que hubiera participado en el proceso de elaboración de un comic.
Y pensaba que muchos coleccionistas no tenían en cuenta esos derechos. Ditko conservaba todas las planchas que había dibujado al margen de las grandes compañías y ahora lo que muchos aficionados se preguntan es quién se hará cargo de ellas. Esas páginas que tan celosamente guardó ¿verán la luz algún día? Ahora mismo es un misterio. Por eso para la expo en el Solleric tan solo pudimos contar con aquellas planchas que se habían escapado de sus manos, historietas de Spider-Man que en algún momento saltaron al mercado y que hoy se venden por precios millonarios. También algunas de sus páginas entintadas por otros dibujantes, su material para Warren… Quienes acudieron a la muestra recordarán piezas tan icónicas como la secuencia del alzamiento de Spider-Man.
Blake Bell había ofrecido en “Strange and Stranger. The worlds of Steve Ditko” la versión que se ha impuesto sobre el dibujante en los últimos años. Se le presenta como un reaccionario chiflado que había tenido un momento de gloria inicial y que más tarde había perdido su creatividad y el favor del público. Versión que desde luego no comparto y así lo expresé en “Ditko Unleashed”, el libro-catálogo que publicamos con motivo de la expo de Palma.
Aprovecho para mencionar un error que Snyder me señaló después de recibirlo: el famoso autorretrato de Ditko como máscara de hierro y con el cigarrillo en los labios ¡no es un autorretrato! Fallo mío.
La semana pasada llegaba lo último que Snyder y Ditko han producido: “The Hero Comics” nº 26, uno de esos fanzines blancos de formato pequeño que llevaban años editando juntos. En esas humildes publicaciones Ditko tanto dibujaba como escribía, reflexionando sobre lo divino y lo humano. En este último ejemplar se reeditaban algunas historietas ya conocidas: Killjoy, The Mask, Mr. Quiver, The Hero… Más interés tenía la parte escrita, un largo artículo sobre Blue Beetle donde invitaba a prescindir de las verdades subjetivas, del principio de autoridad, de las interpretaciones.
Apela a los hechos, a la necesidad de apoyar las informaciones con pruebas. Explica su experiencia con Blue Beetle y lo que había sido hasta llegar a él, con apariciones en prensa y radio incluidas. Al final se centra en lo que ocurrió cuando DC compró la línea de héroes de acción de Charlton. El editor de DC, Giordano, afirmó que no había pensado en Ditko porque no estaba de acuerdo con sus ideas. En su ensayo el dibujante niega la mayor. Aporta como prueba los esquemas y líneas argumentales que preparó con Snyder para el relanzamiento del personaje. Como Ditko concluye: “Hay algo más preciso que la memoria o los testimonios, como son las evidencias”. Siempre defendió la atención a los hechos, la racionalidad, la objetividad. Y muchos se burlaron de él por eso.
Para aquellos que deseen adentrarse en el Ditko menos conocido yo les recomendaría The Mocker (1990), una de sus producciones independientes con Snyder. Este thriller constituye una de sus últimas obras maestras en cuanto a conceptos y narrativa. Dibujada en un alucinante blanco y negro y con una densísima estructura de página, es un prodigio de ritmo lleno de grandes ideas.
Otra de sus mejores series es Static. Llegó a ser usada como ejemplo de su abuso de los textos pero les aconsejo que le den una oportunidad. En el terreno de las grandes compañías hay varias sagas que nunca han sido suficientemente valoradas.
Para DC, Shade the Changing Man (1977) y Starman (1980). En la primera Ditko se hizo cargo de todo, del guión a la tinta. Y se nota, es un derroche de imaginación a la altura de sus trabajos más conocidos. Starman, donde solo firmó los lápices, es un trabajo especialmente afortunado, más allá de su aparente simpleza. De su vuelta a Marvel en los ochenta destacaría ROM. Aunque entintado por otros nos muestra la labor de un Ditko en plena forma. Es obligado mencionar su abultada colaboración con Charlton. Tenía fama de ser la editorial que peor pagaba, pero cogían todo el material que Ditko les pasaba. Así que en sus momentos de mayor agobio económico Charlton le servía para pagar facturas con páginas que dibujaba a una velocidad pasmosa. Una buena parte de ese material de fantasía y terror es muy interesante, repásenlo, sobre todo algunas historietas de principios de los setenta con viñetas horizontales entrelazadas, un recurso que pocos emplearon como él.
Mr. A fue el personaje a través del cual expresó sus ideas de una forma más directa. Luego lo suavizó cuando en Charlton le pidieron un héroe con el que completar la publicación dedicada a Blue Beetle y creó a Question. Es muy interesante comparar las aventuras de uno y otro y cómo ambos reaccionaban frente al mal.
Su paso por los comics de terror de Warren, con guiones del gran Archie Goodwin, fue memorable y recientemente se ha recuperado en un bonito volumen. Cualquiera de sus colaboraciones con su buen amigo Wally Wood es digna de revisión. Y sin duda Spider-Man y Dr. Strange continuarán siendo una gran influencia en los próximos años. En cuanto al gran dilema, quién creó Spider-Man, les sugiero, como haría Ditko, que se centren en los hechos. Lee encarga a Kirby, su dibujante favorito, que realice cinco planchas del personaje. Las páginas pasan a Ditko para que las entinte. En la versión de Ditko, advierte los parecidos con The Fly, otro héroe anterior de Kirby, y así se lo dice a Lee. Luego le piden a él que ofrezca su propia interpretación del héroe arácnido. Según Lee, “porque no le gustaba la de Kirby”. Entonces ¿por qué llegaron sus páginas a Ditko, por qué estuvo a punto de pasarlas a tinta? Nadie lo ha explicado. Y Lee nunca ha permitido que las cinco páginas de Kirby vieran la luz. Nadie sabe cómo eran, solo contamos con la descripción de Ditko. Las pruebas, los hechos, siempre tan obstinados…
Ha muerto uno de los grandes, un creador de mundos alternativos y un autor que realmente creía en el bien y en nuestra capacidad para ser mejores. No se traguen nada de lo que les hayan contado sobre él. Léanlo y verán.
Ditko es el sonriente chico con gafas, (empezando por arriba el 3º desde la izquierda) |