viernes, 3 de abril de 2009

Y, EL ÚLTIMO HOMBRE de VAUGHAN & GUERRA

Y, el último hombre de Brian k. Vaughan y Pia Guerra, edita Planeta deAgostini
Vértigo. ECC ediciones
Barcelona, 2009.
170 págs, 12,95 euros

EL ÚLTIMO HOMBRE VIVO


En su apocalíptica novela, Matheson fabulaba sobre un hombre enfrentado a un mundo vampírico; tal situación extrema le permitía reflexionar sobre conceptos como normalidad y locura, sobre lo mal que toleramos ser la excepción, lo diferente en un universo que se rige por otras reglas. Aunque cada vez más los discursos oficiales insisten en el respeto a la diversidad, lo cierto es que somos seres gregarios, con miedo a enfrentarnos como individuos aislados a la masa, a la que preferimos pertenecer y en la que nos gusta sumergirnos. Brian K. Vaughan no llega tan lejos como este clásico de la ciencia ficción, porque además prefiere engrasar sus historias con un humor siempre presente.


Ya les he hablado de esta serie que ahora concluye y de su sorprendente punto de partida. Una extraña enfermedad borra a todos los varones de la faz de la tierra, salvo dos notables excepciones: Yorick Brown, un especialista en fugas, y su mascota Ampersand, literalmente el último mono. A lo largo de esta larga saga recorremos con ellos muchos kilómetros, ya que el héroe desea reunirse con su novia que vive en Australia, en el otro extremo del mundo. Vaughan no elude los elementos más fantásticos que su disparatada situación le facilita, como la aparición de amazonas que echan la culpa de todo lo sucedido a los hombres, o el establecimiento de un nuevo orden mundial, ahora enteramente dirigido por mujeres. Hay aventuras con espías, conspiraciones y asesinatos y todas desean meterle mano a esa última fuente de esperma, con la intención de clonarlo, experimentar con él o, sencillamente, pasar un buen rato. Yorick intenta mantenerse fiel a su verdadero amor y los episodios de una guerra de sexos pasada de rosca se suceden. El protagonista suaviza los momentos más dramáticos con una ironía constante, pero con todo el guión nos planta ante situaciones realmente emotivas, encontrando un delicado equilibrio entre el melodrama, el tebeo de ideas y el puro entretenimiento de género.

Y, el último hombre de Vaughan y Guerra
La dibujante Pia Guerra se mantiene a la altura de las circunstancias, ayudada por las eficaces tintas de José Marzán Jr. Su dibujo puede parecer seco y poco atractivo en un primer vistazo, pero si le damos una oportunidad pronto muestra su calidad. Pia no se pierde en florituras y se concentra en lo esencial: la figura humana y sus expresiones. Sus páginas son ajustadas y entretenidas, siempre atentas a lo narrado y manteniendo un nivel general muy alto. Sin duda su arte puede ser calificado como clásico, en el mejor de los sentidos posibles: no se va por las ramas ni se pierde en barroquismos innecesarios, todo se pone al servicio de la historia.

En su conclusión la saga nos deja un regusto amargo. La presencia de la muerte, una constante en muchos de sus episodios, se hace más acusada al final. No deseo revelar más de lo necesario pero sí puedo agradecer al guionista cierta voluntad de equilibrio. Por una parte nos sobrecoge con el repentino e inesperado asesinato de uno de los protagonistas, pero por otro lo compensa con la brillante salida del escenario de Yorick, escapista hasta el fin. No se lo pierdan, es muy recomendable.
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viernes, 6 de marzo de 2009

LAS CRÓNICAS DE CONAN

Las crónicas de Conan de varios autores: Buscema, Thomas, Smith... edita Planeta deAgostini
THOMAS, BUSCEMA, SMITH Y OTROS
Planeta DeAgostini.
Barcelona, 2009

¡POR CROM!


Las continuas reediciones de las aventuras de Conan nos indican que el personaje goza de muy buena salud. Desde que fuera lanzado en los setenta, su presencia en las librerías ha sido constante, convirtiéndose en un icono familiar y carismático. Esta creación pulp del texano Robert E. Howard se trasladó a las viñetas gracias a la obsesión de Roy Thomas, a la sazón guionista en Marvel y enamorado de los héroes que poblaban las ondas y reinaban en las novelas populares de los años treinta; siniestros como La Sombra, luminosos como Doc Savage o salvajes como el épico guerrero cimmerio.


No lo tuvo fácil. A Martin Goodman, encargado por entonces de las finanzas en Marvel, le parecía demasiado cara la tarifa que los herederos de Howard exigían por los derechos de adaptación. Superado este primer obstáculo, Thomas se vio obligado a trabajar con un dibujante primerizo. Como por entonces Barry W. Smith cobraba el sueldo base de la editorial, así se compensaba ese primer gasto. Pero el inglés supo afrontar el reto y número a número su dibujo mejoró hasta realizar una verdadera obra maestra, que supuso también su despedida de la serie: Clavos rojos.

Fue entonces cuando Thomas pudo por fin llamar al artista con quien había soñado colaborar desde un principio. De hecho, le había enviado con anterioridad las novelas de Conan y aquel las había devorado, enamorándose del personaje. Su elevado caché le había impedido hacerse cargo del héroe, pero ahora, con la serie convertida en un éxito de público, por fin había llegado su oportunidad. Y supo aprovecharla.

Hablo del gran John Buscema, el macho alfa de los dibujantes americanos, en palabras de Kevin Nowlan. Buscema, un creador de sólidas raíces realistas, estaba harto de dibujar tipos en esquijama. Y había pasado por casi todos: Thor, Spiderman, los Vengadores, los Cuatro Fantásticos... Anhelaba una serie en la que pudiera centrarse en sus pasiones: hombres y animales. Y también algunas bellas mujeres y no pocos monstruos. Y dejar de lado todo aquello que odiaba representar: edificios, coches, fusiles y máquinas en general. Lo suyo era la materia animada y en Conan la había para dar y regalar.

Con él y unos cuantos entintadores filipinos a los que Big John siempre odió sin remilgos, la serie despegó hasta dividirse en varios caminos que se desparramaron por publicaciones de variada fortuna. Por un lado estaba el comic-book normal a color, Conan el bárbaro, al que pronto siguió una revista en blanco y negro, La espada salvaje de Conan, e incluso otros intentos como Conan Rey o las series dedicadas al rey Kull. Personalmente, me enganché definitivamente al personaje con algunas de aquellas historias más largas de la Espada Salvaje, que aquí aparecieron en Relatos salvajes, sin duda una de las publicaciones más estimulantes de los setenta.

Conan tenía (y aún conserva) muchos elementos que aseguraban su atractivo, no pocos derivados directamente de las ideas de Howard. Pero considero que no pueden menospreciarse las aportaciones de Thomas, que se inventó pasajes enteros para construir una cronología sólida del bárbaro, intentando mantenerse fiel al espíritu del original. Sin duda consiguió crear una figura arquetípica que permanecerá.
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viernes, 27 de febrero de 2009

HISTORIA DEL UNIVERSO EN CÓMIC de L. GONICK

Historia del Universo en comic de Larry Gonick, edita Ediciones B
Ediciones B.
Barcelona, 2009

LA LOCA HISTORIA DEL MUNDO


No sé si con motivo del aniversario de Darwin o por otras razones, Ediciones B ha vuelto a publicar el clásico tratado de Larry Gonick, una obra curiosa, por más de una razón. Por un lado, por su editor original en los USA: Rip Off Press. Como muchos de ustedes saben, esa es la imprenta que Gilbert Shelton montó con unos colegas con la intención original de publicar carteles de conciertos rock. Pronto comprobaron que los tebeos underground vendían más. Primero los de Crumb y luego los del propio Shelton, cuyos Freak Brothers se convirtieron en un éxito sostenido y duradero.


Así que aquellos peludos metidos a impresores se lanzaron sobre el filón, arriesgándose con nuevos talentos que iban desde viejos conocidos de Shelton, como Stack o Jackson, a novatos como Gonick. Lo curioso con este último es que no encajaba en el habitual e irreverente esquema underground. De hecho su Historia acabó convertida en libro de texto en no pocos institutos. Pero como sus ventas fueron bien desde el principio, a los chicos de Rip Off les importó bien poco si sus credenciales eran lo bastante alternativas o no.

El trabajo de Gonick no escapa del todo al ambiente en que se comercializó. Por supuesto su labor es seria y está muy documentada y su historia, más allá del humor que emplea para engrasar las secuencias, es un trabajo académico impecable, un esfuerzo tremendo en el que se resumen miles de años de evolución y política. Pero además notamos de vez en cuando cómo pone el énfasis en el papel de la mujer o cómo argumenta a favor de las pautas cooperativas, frente a las estrategias competitivas. Notamos los aires de San Francisco suavizando determinados sucesos históricos, algo evidente hasta en el irónico párrafo con que nos recibe en su web: "Ayudo a la gente a tomar decisiones más sabias sobre su futuro. Tan sólo intento salvar al mundo."

Historia del Universo en comic de Larry Gonick, edita Ediciones B
Cachondeos aparte, esta es una gran recuperación. Si el guión es muy divertido y consigue aligerar los pasajes históricos más indigestos, el dibujo se mantiene a la altura del alto nivel literario. Es ágil y expresivo y no se ve limitado por las contenciones que invadieron los tebeos educativos (y de los otros) pasados los setenta. Este trabajo anterior a la corrección política ofrece una mirada muy desprejuiciada sobre el sexo, con el que realiza constantes bromas, y la violencia, cuya justificación es puesta en evidencia y cuya aparición se emplea en no pocos gags. También resultan curiosas algunas de las presentaciones de los capítulos, cuando el autor se disculpa por tratar asuntos como la pederastia en la antigua Grecia o los episodios de zoofilia de la mitología.

Gonick ha realizado otras obras de divulgación, que permanecen inéditas por aquí. Si son de la calidad de ésta, la verdad es que hay que reclamar ya su traducción. En pocos casos he visto resuelta de forma tan afortunada la vieja ecuación de rigor y amenidad, información y entretenimiento. Resumiendo: un volumen tan extenso como recomendable. No se lo pierdan.
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jueves, 15 de enero de 2009

EL PRIMER FRIKI

Forrest Ackerman en la Ackermansion

El pasado 4 de diciembre de 2008 moría en Hollywood Forrest J. Ackerman, a quien los aficionados al comic y cine de fantasía pueden considerar como el primer friki

Se enamoró del género en su infancia y participó en la creación de los primeros fanzines, como The Time Traveller o Science Fiction Magazine. En 1939 acudió disfrazado con un traje del futuro a la primera Convención Mundial de Ciencia Ficción, creando una moda que aún perdura. Ese mismo año ayudó a Bradbury a lanzar el fanzine Futuria Fantasia.


No solo promovió la creación de clubs de escritores de ciencia ficción y de fans del género, también promocionó a las Hijas de Bilitis, por lo que fue nombrado “lesbiano de honor”. En 1953 recibió un Premio Hugo excepcional, al Fan nº 1. Destacó como coleccionista y su larga lista de objetos relacionados con las películas de horror y fantasía podía ser contemplada en su Ackermansion de Los Angeles. Inspiró o fue el agente de un gran número de autores, como Bradbury, Harryhausen, L. Ron Hubbard o Ed Wood. Como curiosidad, presumía de hablar esperanto con fluidez.

Por supuesto, su popularidad entre los fans facilitó su aparición en diferentes películas e incluso en vídeos, como el célebre Thriller de M. Jackson, donde realiza un cameo. Probó fortuna como escritor y su lista de seudónimos es tan larga como disparatada: Weaver Wright, Spencer Strong, Walter Chinwell, Allis Villette, Alus Kerlay, Laurajean Ermayne, Alden Lorraine, J. Forrester Eckman, Fisher Trentworth, SF Balboa, Hubert G. Wells, Jacues De Forest Erman, Jone Lee Heard, Sgt. Ack-Ack y Dr. Acula, entre otros.

Entre los aficionados al comic es conocido como creador de Vampirella, un sexy personaje de fantasía. En realidad, el parto fue bastante complejo y en él participaron varios padres. Primero James Warren, editor de revistas de terror que, tras ver Barbarella, la película de Roger Vadim, decidió que necesitaba algo en esa onda. El encargo recayó en Ackerman, con Frazetta en la parte gráfica. Por casualidad Trina Robbins participó en el asunto aportando lo que permanece como aspecto más innovador de esta heroína vampírica: su uniforme, imposiblemente pequeño.
Forrest Ackerman creador del personaje Vampirella
Frazetta transformó su rubia original en una morena y se asignó el dibujo de la primera historieta a Tom Sutton. Pero los guiones de Ackerman no acababan de convencer a Warren, que buscó el refuerzo de Archie Goodwin. Este rebajó la carga espacial que tenían las primeras historias y se centró más en el terror. Con la sustitución de Sutton por el español José González, la serie finalmente despegó. Este último es excesivamente dependiente de las fotografías y no es un extraordinario narrador, pero de alguna forma aporta un adecuado ambiente mórbido y su Vampirella es realmente atractiva y exótica.
Al final, es de lo que estamos hablando: a Ackerman nunca le interesó el arte con mayúsculas, sino más bien la serie B, los productos populares y crudos.Y a ellos dedicó la revista que para muchos fue una auténtica revelación, cuando llegó aquí su traducción en 1975: Famosos Monsters del Cine. El original apareció en 1958 y duró hasta 1983. En España no duró tanto, tan sólo dos años. Pero guardo esos números como preciadas posesiones. En primer lugar, porque contenían una única historieta a todo color, que en principio era de Corben. Luego se añadieron otros autores como Crandall o Wrightson, pero ninguno superó al impacto del primero. Nunca he vuelto a ver colores como los que empleaba Corben en aquella época. Impresionante. Pero luego la revista enganchaba, con aquella mezcla de cotilleo y crítica y con su despliegue gráfico, dedicado a películas olvidadas de las que apenas conocíamos nada más que una imagen. Conviene recordar que entonces Internet era un sueño y ni siquiera creo que existieran los vídeos. Así que las posibilidades de ver alguna de aquellas cintas eran más bien remotas. Pero Ackerman nos permitía soñar con ellas e imaginar su contenido. Luego hemos podido comprobar que muchas no eran para tanto, pero yo le agradezco cada uno de los minutos de fantasía que me regaló. Descansa en paz, tío Forry.
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jueves, 27 de noviembre de 2008

BOKKO de HIDERI MORI

Bokko de Hideri Mori, edita en España Ponent Mon. Reseña de FLorentino Flórez
Ponent Mon.
Rasquera, 2008.
224 páginas, 11 €

UN MANGA ÉPICO


Sus contenidos pueden interesarnos más o menos, el dibujo tendrá mayor o menor calidad, pero si hay un terreno donde los mangas no fallan nunca es el de la narrativa. Así que no se extrañarán si les digo que los once volúmenes que componen la saga de Bokko, de unas doscientas páginas cada uno, se leen de un tirón. Disponer las secuencias de manera tal que nos resulte prácticamente imposible dejar de leer es algo habitual en los tebeos nipones. Pero es que a esa habilidad natural se unen en Bokko otras virtudes que lo convierten en un manga más que estimable.


Su asunto describe una paradoja, debido a la profesión del protagonista. Ge Li es un monje dedicado a acabar con las guerras, aunque para ello deba combatir con todas sus fuerzas y ser un maestro de las artes marciales. Es una contradicción habitual en no pocas historias de kung-fu, donde el héroe conoce innumerables formas de matar a otras personas con sus manos desnudas, pero continuamente expresa su rechazo hacia toda forma de violencia. Aquí pasa un poco lo mismo, pero el protagonista tiene un temperamento más práctico y pierde poco tiempo en discursos. Se enfrenta prácticamente solo a ejércitos bien armados y gran parte de las páginas se emplean en organizar pueblos inicialmente indefensos, que acaban convertidos en auténticas máquinas de guerra.

Más allá de una premisa moral bienintencionada, Bokko sobresale por sus personajes, variados, sorprendentes y bien construidos. Desde el pétreo Ge Li hasta sus incondicionales amigos, el gigantón forzudo y el gracioso (¿les suena?), además de la inevitable chica, por supuesto. El autor se eleva más allá de los estereotipos y construye figuras con auténtica personalidad, consiguiendo que nos preocupemos por ellos, que nos angustien sus penalidades, que no son pocas, y nos alegremos con sus momentos de felicidad. La panoplia de enemigos también es interesante, empezando por ese reverso tenebroso del bueno, que ya les adelanto recibe su justo y merecido castigo. O ese amigo dedicado a la investigación agrícola, que protagoniza las impresionantes planchas de las langostas.

Viñeta de Bokko de Hideri Mori, edita en España Ponent Mon. Reseña de FLorentino Flórez
Y es que Bokko, además de un guión trepidante, tiene una puesta en escena que nos recuerda constantemente el poder de las imágenes. A veces el autor se pierde en ciertas digresiones narrativas, con textos de apoyo que ralentizan un relato básicamente de acción. Pero casi siempre son los hechos desnudos los que definen y construyen a los personajes. No sólo eso, el dibujante demuestra un dominio inusual de su oficio, sobre todo en lo que se refiera a escenas de acción y al movimiento de las figuras. Nos regala de forma continua viñetas y planchas en las que parece detener la historia para que nos recreemos con la fuerza y belleza de las imágenes. El impacto emocional y estético está asegurado y, tras unos momentos de contemplación, seguimos con la lectura sin apenas habernos recuperado de la sensación que acaba de transmitirnos. El efecto que así se consigue es curioso. Como lector, deduzco que esa gran atmósfera de poderoso drama épico que transmite Bokko, se debe por igual a su ingenioso y trágico guión como a su espectacular planteamiento de las secuencias.

Pero aquí la espectacularidad no ahorra profundidad. Pienso por ejemplo en toda la parte en que describe la situación de los barrios más pobres de una ciudad a punto de ser atacada. El enemigo introduce agitadores que convencen a esos marginados de que deben entregarse para mejorar su situación. El drama social que se describe no es sencillo ni fácil de imaginar y el autor lo resuelve con firmeza y habilidad. Recuerden además que no se habla de cualquier cosa, sino de la guerra, con una generosa colección de muertos, brutalidades y excesos bélicos.

En resumen, un manga absorbente y de calidad, un comic popular que no podrán abandonar y que sorprende por la fuerza de su dibujo.
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viernes, 7 de noviembre de 2008

BIBLIOTECA CARL BARKS

Biblioteca Carl Barks. Volumen I Edita Planeta DeAgostin desde el Blog de FLorentino Flórez
Planeta DeAgostini
Barcelona, 2008
272 páginas. 25€

LA MEJOR NOTICIA DEL AÑO


Puede afirmarse sin temor a resultar exagerado que la publicación de las obras completas de Barks es la mejor noticia que los aficionados al comic podíamos recibir. Se me ocurren pocos autores a su nivel y cuyo trabajo apenas haya sido editado en España, pese a su reconocida habilidad. Como Roy Crane, al que aún conocemos menos que a Barks. Al fin y al cabo, con todos sus defectos, la colección Dumbo nos permitió en su momento apreciar el talento del viejo creador de patos. Pero desde entonces soñábamos con una edición a la altura de su calidad. Finalmente ha llegado.


Primero, señalar las zonas mejorables. Hay varios episodios coloreados a golpe de Photoshop que son directamente lamentables. Basta compararlos con aquellos que presentan tonos más planos y moderados para percatarse del error (y el horror) que supone dejar una labor, que necesita de alguien con sensibilidad, en manos del chapuza informático de turno. Si en los otros episodios no aparecen esos abusivos difuminados y esos colores estridentes ¿porqué incluirlos en el resto? Todo ello denota no sólo una evidente falta de gusto sino simplemente de sentido común. En ocasiones también se empasta la línea de contorno.

Aparte de esto, todo es un disfrute absoluto. Por supuesto, hablamos de un primer tomo, así que el talento de Barks todavía tiene que desarrollarse y mejorar mucho. Pero aquí ya saltan algunas de las chispas de su genio y, además, es muy importante que no dejen pasar esta primera entrega, no vaya a ser que la editorial se eche atrás y perdamos esta oportunidad histórica.

Barks fue el rey de la comedia de aventuras. Tomó parte de sus ingredientes de Foster, quitando el componente épico para sustituirlo por pura comedia. Aunque sus obras venían firmadas por Disney, para quien trabajaba, el público pronto aprendió a identificar su estilo. En palabras de Gilbert Shelton, que se reconoce como uno de sus seguidores: “Buscábamos al dibujante bueno”.

Más que un gran ilustrador, que también lo es, Barks sobresale por su narrativa, de ritmo trepidante y capaz de encadenar una acción tras otra en un crescendo siempre incontenible. Creador de muchos de los personajes que adornan la familia pato, empezando por el tío Gilito y siguiendo por otros como Eugenio Tarconi o Narciso Bello, hizo mucho más que trasladar la magia de los cortometrajes a las viñetas. Generó un auténtico universo patuno, un mundo amable y maravilloso en el que resulta gozoso perderse.

Biblioteca Carl Barks. Volumen I Edita Planeta DeAgostin desde el Blog de FLorentino Flórez
Algunas de sus aventuras son totalmente domésticas, como aquella en la que Donald discute con su vecino, en una escalada de agresiones en la mejor tradición del cine cómico mudo. Otras nos recuerdan que Barks fue un fiel suscriptor del National Geographic, revista que en no pocas ocasiones le sirvió de inspiración y le ayudó con las localizaciones de sus historias. En este sentido destaca la aventura egipcia de este primer volumen, o el episodio en que se pierden en el oeste. Pero lo mejor aún está por venir. En estos días en que tantos universitarios de todo a cien se aprestan de nuevo a proclamar el fin del capitalismo, nada mejor que recomendarles las aventuras del tío Gilito, un avaro sin remedio, pero también un emprendedor, alguien siempre dispuesto a enfrentarse a los mayores peligros si se trata de conseguir algún beneficio. En Barks todo parece un chiste pero su arte es cosa seria. Por muchas pegas que puedan ponerse a esta edición, lo cierto es que estamos encantados con ella y dispuestos a disfrutar con el trabajo de un gigante.
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jueves, 9 de octubre de 2008

GILBERT SHELTON - CASAL SOLLERIC

Gilbert Shelton - Exposición Casal Solleric - Palma 2008

YO ESTUVE ALLÍ ASÍ QUE PROBABLEMENTE NO RECUERDE NADA


Ese es el lema que Gilbert Shelton incluye en una página donde nos explica su actual vida en la campiña francesa. Allí el antiguo cronista del fenómeno hippie se autorretrata como un hacendado que defiende su propiedad, armado con una contundente escopeta. Al fondo, su mujer arregla un gigantesco seto. Es una broma, una más en una vida dedicada al noble arte de hacer reír. Les aseguro que su memoria es muy buena. Su asistencia a la inauguración de la muestra que se le ha dedicado en Palma nos sirve de excusa para hablar de uno de los padres fundadores del comic underground: el comix.


Cartel de "Freak out" - Exposición sobre el arte de Gilbert Shelton en el Casal Solleric. Comisario: Florentino Flórez
EN LA CARRETERA
Gilbert confesaba el impacto que sobre su generación tuvo el clásico de Kerouac. Quizás es una de las razones que le impulsaron a llevar una vida tan agitada. Natural de Texas, el empleo de su padre hizo que su familia se trasladara de un lado a otro. Ya en la Universidad, continuó desplazándose y pronto lo encontramos en Nueva York, donde consigue su primer empleo en una revista de coches. Esa pasión no le abandona y aparece en su serie sobre consejos automovilísticos, sus serigrafías y, por supuesto, en las aventuras de sus personajes, de los Freak Brothers a los Not Quite Dead.

Esa primera ocupación no le dura mucho y vuelve a la universidad. Será en una revista universitaria donde nacerá su primer héroe popular: Superserdo, parodia salvaje de los superhéroes y la policía, con un Shelton todavía muy crudo de dibujo. Su personaje le llevará de una publicación a otra y le servirá para darse a conocer, practicar y pulir su estilo. Continúa desplazándose, primero a California, luego de vuelta a Nueva York y a Texas. Por el camino se pone a dibujar carteles psicodélicos, como los que había visto en su paso por el oeste. Finalmente vuelve a California a principios de los setenta y allí se queda.

Con unos colegas y la intención de imprimir carteles para conciertos funda Rip Off Press. Pronto comprueban que los comics daban más pasta que los posters. Sobre todo aquellos protagonizados por las creaciones de Crumb y por sus propios personajes, los Freak Brothers, tres sujetos sin oficio conocido que sobreviven como pueden. Tendemos a interpretarlos como una crónica del movimiento hippie, pero su autor insiste en que cuando el llegó a San Francisco los hippies ya se habían ido y que tan sólo dibuja algo muy tradicional: chistes de borrachos. Eso sí, añadiendo a las botellas toda clase de estupefacientes.

La serie funciona tan bien que busca colaboradores que le permitan atender la creciente demanda. Destacan Sheridan primero y Mavrides más tarde. Shelton afirma que no había una división clara del trabajo, no tenían reglas. “Sólo buscaba trabajar con dibujantes mejores que yo. Fumábamos mucha marihuana y trabajábamos muchas horas seguidas”.
Gilbert Shelton art- Exhibition & Catalog  Casal Solleric - Palma 2008

Es a principios de los setenta cuando se inventa al gato de Fat Freddy, un personaje que podría recordar al de su amigo Crumb. “Mi gato está inspirado en Cicero’s Cat, un tebeo muy antiguo, con un gato de rasgos humanos. Crumb decía que el modelo para Fritz fue el gato de su familia. El Gato de Fat Freddy apareció primero, en Los Angeles Free Press, en 1970. Era para completar el formato de la página del periódico”.

Pronto los Freaks popularizan expresiones como “es más fácil vivir con drogas y sin dinero, que con dinero y sin drogas”. Shelton todavía sonríe cuando se la recuerdan. “Es verdad. Pero no es mía, la oí en la calle”.

Toca de vez en cuando y su pasión por la música le ha llevado a crear un nuevo grupo, los Not Quite Dead. “Sí, yo prefiero la música de los 50, la de mi juventud: Be-Bop, jazz y rock&roll. La escucho mientras trabajo. Crumb dice que no, que hay que escuchar con las dos orejas. A él no le gusta nada de después del año 36”. Cuando comparamos sus músicos con los Freak, echamos en falta la marcada personalidad que caracteriza a estos últimos. Sus músicos fracasados no se distinguen tan claramente. “Es difícil porque son seis. Pero no son muy diferentes de los Freak Brothers. Es un tebeo humorístico, cambia el tema: es la música rock, no hay marihuana”.

A sus casi setenta años el maestro sigue en plena forma, a punto de terminar un álbum y otros proyectos en mente. Mantiene además ese buen humor que se filtra a través de toda su obra y que transmite en la distancia corta. Le preguntamos por su buen carácter, que contrasta con el mal rollo de algunos de sus colegas. “No sé porqué, pero yo soy optimista. Crumb es justo lo contrario. Como Chris Ware, muy depresivo”. En realidad, gran parte de la segunda oleada underground se caracterizaba por ese tono depresivo: Burns, Clowes y compañía. “No sé. Yo creo que es la influencia de Robert Crumb. Me gustan mucho sus dibujos, pero su influencia sobre los demás no ha sido positiva. Cuando los otros hacen autobiografía no son tan buenos. El estilo de Crumb es humorístico, pero no sus contenidos, es muy negativo”.

Gilbert Shelton art- Exhibition & Catalog  Casal Solleric - Palma 2008
RAÍCES PERDIDAS
El afán viajero de Shelton le llevó a Barcelona a principios de los ochenta, donde participó en la creación de el Víbora y se codeó con los que entonces eran jóvenes promesas: Martí, Max, Gallardo, Nazario y compañía. Finalmente, se instaló en Paris, donde reside en la actualidad.

Cuando la revista The Comics Journal publicó el listado de los 100 mejores comics de la historia incluyó La vuelta al mundo de los Freak Brothers. Shelton se ríe cuando le pedimos su opinión al respecto. “Me cae bien Gary Groth, el editor de TCJ, porque es muy peleón. Pero esa lista era una tontería. Perdí la cuenta de los comics de los Hernández que incluía”. Conviene aclarar que Groth edita el trabajo de estos hermanos. La cuestión es, si Shelton no piensa que La vuelta al mundo sea su mejor trabajo, entonces ¿cual? No duda en señalar Grass roots (Raíces de Hierba).

Sin duda es una de sus obras maestras, una cómica descripción de las fantasías y las decepciones de una generación. Shelton muestra el sueño hippie en todo su esplendor, pero también su cara más fea, el fracaso de la comuna, la imposibilidad de llevar una vida más libre, el desastre de las utopías cuando intentan volverse reales.

Gilbert Shelton - Freak out.
Lamentablemente no incluyó ninguna página de este trabajo en su exposición y yo daba por supuesto que se debía a que no deseaba mostrar planchas realizadas en colaboración con otros autores, en este caso Sheridan. Pero la razón es un poco más complicada. Hace ya tiempo que Shelton tiene otras fuentes de financiación, además de la venta directa de sus tebeos. La más conocida es la cesión de derechos para la adaptación cinematográfica de sus historias. Ya lo ha hecho en innumerables ocasiones, obteniendo pingües beneficios con ese negocio y sin que hasta el día de hoy se haya hecho realidad ninguna de esos proyectos.

Pero también ha vendido parte de sus originales. Y eso es lo que pasó con Grasss roots. El comprador no fue cualquiera, sino Kevin Eastman, el co-creador de las Tortugas Ninja. Como sabrán, se hizo multimillonario con sus extraños quelonios; su dinero le permitió concederse ciertos caprichos, entre los que se cuenta la adquisición de originales entre los colegas a los que admiraba. Shelton era uno de ellos y le vendió Grass Roots completo, suponemos que a buen precio. Las planchas fueron a parar al museo que Eastman montó en Northampton, Massachusetts: The Words and Pictures Museum of Fine Sequential Art. Cuando su fortuna cambió, se vio obligado a subastar parte de sus piezas. Shelton supo que su historia encontró un nuevo comprador a través de Sothebys y poco más. Ignora quién es su actual propietario. Una pena, ya que lo cuento entre los diez mejores tebeos del siglo XX. Repásenlo y verán.
Y, por supuesto, no se pierdan su exposición en el Solleric. Si ya admiraban al Shelton narrador, sin duda les permitirá descubrir al excelente y expresivo dibujante que es. Tienen hasta noviembre.
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viernes, 8 de junio de 2007

EXPOSICIÓN DE ANA MIRALLES

Catálogo de la Exposición del arte de Ana Miralles: A  flor de piel, en el Casal Solleric de Palma.

A FLOR DE PIEL. Las historietas de Ana Miralles.

Casal Solleric. 
Ayuntamiento de Palma, Mayo-Junio 2007.

Ana Miralles es una dibujante muy popular en el mercado franco-belga y casi una desconocida en España, su país de origen. Poseedora de un dibujo elegante, tan firme como clásico y sensual, no ha temido adentrarse en las más variadas geografías humanas. Ha viajado con sus historietas a Brasil, África o Turquía y ha ayudado a construir con sus imágenes nuevos arquetipos femeninos. Ahora tenemos una oportunidad única de conocerla un poco mejor.

Esta valenciana nacida en Madrid se inició en el mundo de la historieta en los agitados tiempos de la transición, cuando en revistas de breve vida se fogueaban los autores que iban a renovar el panorama comiquero español. Estuvo en Rambla, también en Madriz y finalmente en Cairo. Por supuesto, también pasó su particular vía crucis por fanzines y periódicos, además de afinar su talento en ilustraciones para diferentes encargos. Esa primera Ana se caracteriza por la variedad de técnicas empleadas y sus peculiares cinetismos, su insistencia en el movimiento y la fugacidad. Y por la calidad y seguridad de un dibujo que, casi desde el principio, se afirma con rotundidad en la plancha y basa su firmeza en un dominio absoluto de la figura humana.

Exposición del arte de Ana Miralles: A  flor de piel, en el Casal Solleric de Palma.
Antonio Segura ya era un guionista consagrado cuando inicia su colaboración con ella, aunque quizás no muy respetado. Segura cubría el hueco dejado por artesanos anteriores. Colaborando con clásicos como Ortiz, Bermejo o Bernet, desarrollaba series cargadas de referencias a la serie B, con argumentos siempre entretenidos pero no especialmente innovadores. El modelo que él representa le aproximaba a las costas de la comercialidad, territorio que muchos autores parecían temer y del que se alejaban espantando a las masas con argumentos imposibles.

Ana deseaba profesionalizarse, así que aceptó dibujar Marruecos mon amour, un primer intento que apareció por entregas en el Cairo y que nunca se ha reeditado. Antes de iniciar una segunda saga con Antonio, un editor se cruzó en su camino, lanzándole un desafío. Iban a publicar una colección erótica pero suponía que ella no se atrevería a dibujar un tebeo subido de tono. Emilio Ruiz, compañero de Ana, se encargó del guión y pronto El brillo de una mirada vio la luz. Primero en una edición a lápiz y luego en una segunda versión a color. Con este atrevimiento Ana se situó en el mapa: era la valenciana que dibujaba bien y que no temía abordar los temas más osados.

Catálogo de la Exposición del arte de Ana Miralles: A  flor de piel, en el Casal Solleric de Palma. Como su siguiente colaboración con Segura vendría a demostrar. Con Eva Medusa accedieron al mercado francés, consiguiendo un contrato con Glénat. Una saga formada por tres álbumes, que gira en torno a la maldición familiar que padece su protagonista, una niña inocente. Es poseída por un ente que la transforma en una femme fatale, capaz de acostarse hasta con su propio padre. Eva Medusa asegura tal placer a los hombres con los que yace que luego estos quedan impotentes, son incapaces de hacer el amor con otras hembras. Esa habilidad no asegura muchas amistades a la bella muchacha.

Catálogo de la Exposición del arte de Ana Miralles: A  flor de piel, en el Casal Solleric de Palma.
Aunque la serie arrancó muy bien, padecieron algunos caprichos editoriales que les llevaron a concluir estas aventuras de forma precipitada en el tercer volumen. A pesar de todo, desarrollaron otra colaboración con la editorial, de nuevo con guión de Emilio Ruiz. Se trataba de una adaptación de En busca del Unicornio, una novela escrita por Juan Eslava Galán, que había ganado un Premio Planeta. Es un viaje al siglo XV, en el que acompañamos a unos expedicionarios a África, a la caza del mítico unicornio, que finalmente resulta ser un rinoceronte. La aventura es un desastre y las penalidades se suceden miserablemente a lo largo de tres álbumes. En lo formal, Ana refina su trazo, alcanzando su plenitud artística con un dibujo que consigue recordarnos a uno de los grandes modelos clásicos, Hal Foster.

Tiene ocasión de poner a prueba sus habilidades en su siguiente encargo, que continua en la actualidad. Contacta con Jean Dufaux, uno de los guionistas más prolíficos del mercado franco-belga, y éste le propone una serie ambientada en Turquía, una aproximación a una de esas fantasías orientales que desde aquí observamos con curiosidad y delectación: el harén. Djinn es su llave de acceso a Bruselas. Y es que, aunque normalmente asumimos que Francia es el centro del universo, para Ana la sensación de equipo llega con sus editores belgas. La sección belga de Dargaud le ofrece un trato en condiciones y un control casi absoluto sobre su creación. El primer álbum de Djinn ve la luz en 2002 y desde entonces ha procurado mantener su ritmo de un volumen por año. Por supuesto, ella se encarga tanto del dibujo como del color, que no es un elemento menor en su obra.

Exposición del arte de Ana Miralles: A  flor de piel, en el Casal Solleric de Palma.
Como decía al inicio, a pesar de su demostrada calidad y de que ha sido editada con regularidad en España, apenas es conocida ni mencionada en los medios. Que una mujer joven como ella lleve tantos años trabajando para uno de los mercados más exigentes del mundo, codeándose con la élite del comic europeo, ya es en sí una noticia. No es el único caso en el que ignoramos las virtudes de uno de nuestros creadores, simplemente porque no se ajustan a los parámetros estéticos que el ideólogo de turno ha establecido como adecuados. Ana practica un realismo que profundiza en algunos de los problemas claves del medio, como es la plasmación visual de pasiones y sentimientos. Por el camino resuelve todos esos aspectos que en un enfoque naturalista se dan por supuestos y que no son sencillos en absoluto, de la anatomía a la perspectiva pasando por la ambientación y otros.

Es una de las grandes, como podrán comprobar si echan un vistazo a su exposición en el Solleric.

(Puedes leer este artículo completo en El Wendigo nº 109)
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