viernes, 30 de marzo de 2012

USAGI YOJIMBO: La historia de Tomoe de S. SAKAI

Usagi Yojimbo: la historia de Tomoe por Stan Sakai. Edita Planeta deAgostini
Planeta DeAgostini.
184 páginas, 12,95 euros.

COMPARTIRÉ TU TÉ

A estas alturas ya son legión los aficionados que valoran el trabajo de Stan Sakai. Cada una de sus entregas nos demuestra su talento y capacidad para emocionarnos.

Si no me creen cómprese el último volumen de Usagi Yojimbo y verán a qué me refiero. Sé que la proyección empática del lector en los personajes de ficción está mal vista. Disfrutar con la victoria del bueno y la derrota del villano no es “cool”. Quienes intentan dictar nuestra opinión llevan años proponiéndonos modelos alternativos, tipos sin escrúpulos o sin sentimientos, retorcidos o directamente inhumanos, cualquier cosa antes que estremecerse ante los héroes tradicionales. Afortunadamente siempre nos queda Eastwood con su Gran Torino, por ejemplo, para demostrar que el bien aún existe aunque aparezca disfrazado de viejo gruñón. O Sakai con su Usagi Yojimbo.

El otro día me encontraba con una pertinente frase de Chesterton, que cito de memoria: “No nos gustan los cuentos porque creamos en brujas, ogros o demonios, sino porque creemos que es posible derrotarlos”. Me parece que da en el clavo del asunto. La lucha del héroe nos complace no porque olvidemos su irrealidad sino porque carga con nuestras esperanzas. Sabemos que nadie es así, pero siempre podemos soñar con ello, aspirar a ello. Así que sí, confieso que me identifico con las desventuras de Usagi, con sus anhelos, que lucho sus batallas y lloro sus penas. Y que Sakai me parece grande porque consigue que su humilde conejo samurai resulte tan admirable y lleno de humanidad.

Usagi Yojimbo: la historia de Tomoe por Stan Sakai. Edita Planeta deAgostini
En esta su última entrega el protagonismo se divide entre él y su vieja amiga Tomoe con quien comparte una tensión sexual no resuelta, como se suele decir. Aficionado a la documentación exhaustiva y el detalle cuidado, el autor no permite que se establezca una relación entre dos personajes que se deben a sus obligaciones y que habitan dos mundos opuestos. Pero cada vez que se acercan saltan chispas.

El volumen se abre con un vibrante recuerdo de la infancia de Tomoe, la hija de un maestro de esgrima a quien no se permite emplear la espada. Pero cuando su señora está en peligro la chica se ve obligada a desvelar sus habilidades en una escena brutal y maravillosa. Después de ese electrizante arranque Sakai se recrea paseando a personajes que ya conocíamos de episodios anteriores, nos regala el bonito relato “El fantasma del pozo”, con su perfecto final, y con aparente buen humor nos conduce hasta el último capítulo: “Chano Yu”. Como algunos de ustedes ya sabrán, el título hace referencia a la ceremonia del té, uno de esos rituales de los que hemos oído hablar, que incluso hemos contemplado en sagas tan banales como Karate Kid y que catalogamos como algo exótico y no del todo comprensible.

Usagi Yojimbo: la historia de Tomoe por Stan Sakai. Edita Planeta deAgostini
Sakai, demostrando nuevamente su sensibilidad y buen hacer, dedica todo un episodio a esta ceremonia. Como él mismo explica en las notas, se le supone un carácter más espiritual que mundano, una comunión que no está del todo alejada de la cristiana, que surge a partir de la repetición de una serie de pautas siempre ejecutadas de la misma forma. Ese carácter eterno y universal de la ceremonia del té permite una cierta relación entre esos dos personajes a quienes conocemos y amamos, pero también señala los límites que no les está permitido cruzar. Todo resulta hermoso y triste a la vez.

Mientras, se insinúa un futuro matrimonio concertado para Tomoe. Una nueva muestra de la grandeza de Sakai. Yo ya estoy deseando saber más.
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viernes, 23 de marzo de 2012

Casi Completo. J. Swarte

CASI PERFECTO

Casi Completo
JOOST SWARTE


Ediciones La Cúpula. Barcelona, 2012.
144 páginas, 25 euros.

Continuando con su política de lujosas reediciones y cuidados recopilatorios La Cúpula nos ofrece ahora un integral de Swarte, refinado ilustrador a quien aprendimos a amar en Los Papalagui. Max se encarga de prologarlo.

Max, que estos días pasea su propia retrospectiva por Madrid, define al dibujante holandés como una de sus referencias, un maestro a estudiar y copiar. Swarte no alcanza los rigores geométricos de Ever Meulen, otra de las grandes influencias de Max, pero todos ellos comparten el gusto por las geografías conceptuales, siempre al borde de lo real y con tendencia al desenfreno rítmico, a la repetición de las paralelas y a los abismos axonométricos.

Más allá de esos espacios imposibles hay dos aspectos por los que Swarte sobresale: sus tipografías y su empleo del color. En las primeras se desborda su gusto por las vanguardias, con continuas alusiones a DeStijl y compañía, convirtiendo la frialdad de los experimentos bauhausianos en juego y desparrame caligráfico, siempre a medio camino entre Cassandre y Renner. Revisar sus experimentos caligráficos es una auténtica gozada para cualquier aficionado a las letras. En cuanto al color, sus gamas destacan por su minimalismo y contención. Y aquí sí que gana con creces a Meulen, que siempre resulta menos convincente en el terreno cromático.

Hace años se publicaba una monografía que agrupaba los trabajos de Swarte como ilustrador y diseñador: carteles, portadas, marcas, escenografías, vidrieras, etc. Un conjunto delicioso y lleno de humor, donde la deuda con Hergé se salda a base de ironía y una cierta frialdad postmoderna. Swarte es sin duda uno de los últimos grandes creadores de imágenes y Max acierta al señalar sus raíces vanguardistas, que el holandés exhibe y manipula sin inhibiciones. Pero…

Así como aplaudo sin concesiones la labor gráfica de Swarte, debo reconocer que culminar la lectura de sus historietas me ha supuesto un esfuerzo monumental. Todo lo que resulta sutil y denota inteligencia en sus ilustraciones, se convierte en vulgar y repetitivo en sus comics, que abusan de una violencia siempre gratuita y una voluntad provocadora un tanto repelente. En pocas palabras, el Swarte narrador es un plasta, no tiene ritmo ni sentido de la acción. Su puesta en escena es aburrida y en general nada de lo que cuenta tiene el menor interés. Todo esto, por supuesto, no es nuevo.

Desde los orígenes del medio encontramos una profunda división. Por simplificarlo en un ejemplo me refiero a lo que va de Little Nemo a Prince Valiant. Algunos autores se inclinan por historietas en las que prima lo visual frente al relato, el dibujo frente al texto. Y otros lo subordinan todo al componente narrativo, a lo que se cuenta. Es esta una antigua lucha con partidarios y detractores en ambos bandos. Personalmente, no me parece adecuado inclinarme por ninguna facción si no nos atenemos a los casos concretos. Krazy Kat, un tebeo misógino y futurista en su plasmación gráfica, adorado por autores como Mariscal o el mismo Swarte entre otros muchos, me resulta ilegible y pesadísimo. Pero admiro el ya citado Little Nemo, que apenas cuenta nada pero desborda imaginación y fantasía por cada centímetro de sus barrocas viñetas. Supongo que el ideal estaría en cierta situación de equilibrio, grafismos experimentales que acompañen historias con interés. Pero mientras la discusión se base en polarizar posiciones, sacrificando aspectos narrativos o gráficos, no creo que ayudemos al avance de esta forma de arte que denominamos comic. Swarte, desde luego, quita las ganas de leer más tebeos, aunque sea un extraordinario dibujante… de otras cosas.
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viernes, 16 de marzo de 2012

Obituario: Muntañola, Severin & Moebius

SÓLIDO, LÍQUIDO Y GASEOSO


En los últimos días, tres célebres autores de comic nos han dejado. La fama de uno de ellos podría llevarnos a olvidar a los otros, una injusticia que les aseguro no cometeré. El americano John Severin moría el 12 de febrero, el español Joaquim Muntañola el 5 de marzo y el francés Jean Giraud el 11 de marzo.

Severin, con poco más de 90 años, fue un trabajador inagotable. El adjetivo que mejor califica su labor es “sólido”. Da igual que dibujase historietas de guerra, westerns, humor, superhéroes o espada y brujería. Su detallismo y fuerte estructura gráfica siempre aportaban verdad al tema tratado. Para la EC realizó incontables historietas de guerra, realzando los guiones de Kurtzman y apoyado en muchas ocasiones por el vigoroso entintado de su colega Bill Elder. Luego, cuando aparece Mad, también supo adaptar su estilo a las parodias que le solicitaban. En las historietas históricas era conocido por su rigurosa documentación, que le llevaba a estudiar los patrones de la ropa militar para asegurarse de dónde estaban las costuras. Sin duda era uno de los grandes y así debe ser recordado. Nunca desfalleció, nunca ofreció una obra menor o descuidada. Sus personajes son profundamente humanos y reales.

Su estilo se caracterizaba por un minucioso rallado que no le abandonaría. Lo mantuvo cuando tras el cierre de EC se puso a colaborar con Marvel. Allí lo encontramos como dibujante a lápiz o entintador. Por ejemplo puso tinta a su hermana Marie, también dibujante y colorista, en varios episodios del Rey Kull. También recordamos su paso por The Hulk o Nick Fury, entre tantos otros. Menos conocidas por aquí son sus parodias para la revista humorística de Marvel, Cracked. Como muchos compañeros de generación colaboró con entusiasmo en las publicaciones de Warren, para las que facturó unas espléndidas historias de fantasía y terror. También realizó montones de episodios bélicos para los “Big Five”, las colecciones de guerra de la DC.

Posiblemente su última gran aparición fue en The Rawhide Kid en 2003. Allí volvía a uno de sus temas favoritos, el western, para actualizar de forma brillante un viejo vaquero de la Marvel, que siempre se había distinguido por sus atildadas vestimentas. El guión jugaba con inteligencia con su orientación sexual y Severin realizaba un espléndido trabajo con este cowboy gay. Una divertida despedida.

Muntañola es justo lo contrario. Su trazo es fluído, ligero, veloz, apresurado. Será recordado como colaborador del TBO y dibujante de personajes tan conocidos como Doña Exagerancia y, sobre todo, Josechu el vasco. Pero fue mucho más: guionista radiofónico, colaborador de diversos periódicos, ilustrador y un largo etcétera. Entre otros muchos libros escribió una autobiografía en 2007: La memòria fa pessigolles. Un año después se le dedicaba una muy merecida exposición conmemorativa en Barcelona. Si desean conocer más sobre la vida y obra de Muntañola les recomiendo el amplio artículo que Jaume Capdevila le dedica en Tebeosfera: “Joaquim Muntañola. Fabricante de sonrisas”.

Este creador lleno de vitalidad que casi alcanzó los cien años empleaba el estilo más ligero y despreocupado del TBO, una revista que se caracterizaba por la limpieza de los acabados. No es casual que se la asocie con los movimientos linea-claristas, aunque la expresividad de la plumilla de Muntañola encajaría con dificultad en tan austera tendencia. Lo suyo está más cerca de la aparente despreocupación de un Sempé o un Steinberg. Nunca intentó dibujar “bien” en un sentido convencional. Pero no olvidaremos las irresistibles historias de Josechu el vasco. Por cierto, algunos medios ya se han apresurado a enterrarlo como “último dibujante del TBO”. Se olvidan de que algunos como Josep Mª Blanco Ibarz siguen bien vivos, como su antológica de 2011 en el Solleric se encargó de demostrar.

Por último tenemos a un dibujante que vale por dos: Jean Giraud, también conocido como Moebius. Era el más joven de los tres, nos ha dejado con 74 años. Posiblemente también el más influyente, aunque en su valoración pesa mucho su posición central en el comic europeo. Siempre fue un dibujante milagroso, como atestiguaba su compañero en la Escuela de Arte Mezieres, que casi dejó el medio asustado por su talento.

Giraud colabora e imita al genial Jijé en sus primeros trabajos. Como en el inicio del Teniente Blueberry, serie del oeste que aparece en las páginas de Pilote en 1964. Como muchos de sus compañeros en la revista pasó por un periodo americano, en su caso mexicano al casarse su madre con un oriundo de ese país. Allí descubrió la marihuana y el sexo, en una experiencia personal que demostraría ser una influencia permanente a lo largo de toda su carrera. Con Charlier al guión firma muchos álbumes cargados de homenajes a los clásicos films del oeste. Todos los aficionados recuerdan algunos títulos concretos, de El general cabellos rubios a La mina del alemán perdido. Pero con los setenta empiezan los cambios. Su dibujo abandona progresivamente las masas de tinta heredadas de Jijé, que son sustituidas por evanescentes tramados, delirios barrocos fruto del cruce entre Doré y unos cuantos porros, según propia confesión.

En 1974 monta con otros colegas la revista Metal Hurlant y allí da la campanada con Arzak. La cosa no iba de cocineros sino de episodios sin apenas argumento donde Giraud, ahora ya Moebius, deja volar su imaginación. El resultado es fenomenal y los lectores quedan deslumbrados por su talento y fantasía. Vuelve habitualmente a Blueberry, con un grafismo cada vez más meticuloso y saturado, mientras pasa de todo en delirios como El Garaje Hermético. Las escasas ocasiones en que lo acompañaba un guionista, como la brillante The long Tomorrow, son inolvidables. Allí dibujaba una historia de Dan O’Bannon ¡y el resultado era espectacular!

Muy importante fue su colaboración con el chileno Jodorowsky. Según este contaba lo fichó para su fracasado proyecto de adaptación cinematográfica de Dune. A partir de esa primera aventura los estudios se fijaron en el talento del francés y tuvo ocasión de participar en innumerables producciones, de Abyss al Quinto Elemento. En todas dejaba su impronta con imágenes retro-futuristas. Si las escafandras de Alien nos recordaban inevitablemente a Verne, también conseguía extrañas mezclas en las que predominaban los cristales, las amebas y otros objetos blandos de difícil clasificación.

Se embarcó en la realizaciónde álbumes con Jodorowsky. Quedaban en un café, el escritor inventaba el argumento sobre la marcha, Moebius volvía a su estudio y lo dibujaba. Cuando se le acababa la historia volvían a verse. Así fabricaron varios álbumes donde se entrecruzaba violencia y misticismo en una fórmula que ha resultado inimitable. De alguna manera el chileno resultó el guionista adecuado para Giraud y gracias a esta afortunada unión los mejores dibujantes del mundo hicieron cola para trabajar con él.

Moebius era un tipo tan especial en lo privado como sus maravillosos mundos gráficos podían hacernos sospechar. Pasó por temporadas entregado a las más extrañas dietas, se largó a una isla acompañando a un gurú que anunciaba el fin del mundo, volvió cuando vio que el Apocalipsis no llegaba, etc. Estuvo en el Salón de Asturias en dos ocasiones, en Oviedo en 1988 y en Gijón en 2003 donde recibió el Premio Haxtur al Autor que Amamos en compañía de Sydney Jordan. En ese momento ya era una suerte de figura casi divina, con derecho a hacer lo que le viniera en gana. Casado con una nueva mujer más joven se había distanciado de Jodorowsky, aunque antes de separarse habían completado La Loca del Sacre Coeur cuyo tercer álbum ya evidenciaba las crecientes discrepancias entre ambos.
En fin, Moebius vivió mucho y trajo una mayor libertad al medio, algo que él mismo aprovechó con intensidad. Sus ilustraciones nos alcanzan por su belleza, originalidad y fantasía. Nunca dibujó bien a las chicas y eso que confesaba que el dibujo era lo que le había permitido ligar. Descanse en paz.
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viernes, 9 de marzo de 2012

Acumulación de novedades

UN VARIADO DE VIÑETAS

En mi mesa de novedades se acumula un conjunto de tebeos que no he encontrado la ocasión de comentar, algunos son altamente recomendables y a otros es preferible no acercarse.

Comienzo esta lista con el Batman de Englehart y Rogers pulicado por Planeta DeAgostini, un clásico que ahora podemos disfrutar agrupado. Rogers revolucionó la estructura de página y su minuciosa labor sigue resultando entretenida. Lo sorprendente en este caso es que además de los episodios que dibujó a finales de los setenta también se incluye su vuelta al personaje en 2005. ¡Y los resultados son aún mejores! Parece que al guionista le sentó bien Mallorca, donde residió varios años. Y Rogers ha ganado en claridad aunque mantiene su particular estilo de dibujo. En definitiva, una obra muy recomendable, sobre todo su segunda parte.

Seguimos con el recopilatorio Las pelis de tu vida de Kim, Diábolo Ediciones. Está bien que alguien haya tenido la idea de reunir sus elaboradas parodias cinematográficas, pero lamentablemente su revisión es bastante deprimente. Kim es un gran dibujante, como ha demostrado a lo largo de su prolongada trayectoria profesional. Pero es que las bromas sobre las películas son tan vulgares y previsibles que consiguen que hasta el grafismo nos parezca flojo y sin atractivo. La gracia se busca reduciendo casi todas las escenas a chascarrillos sexuales y poco más. Cuesta terminar un volumen que resulta repetitivo hasta el aburrimiento.


Ningún buen aficionado debería dejar escapar Lady S, la última entrega de Van Hamme, en este caso acompañado de Aymond edita 001Ediciones. El dibujante es correcto, sin llegar a la excelencia de otros colaboradores del guionista, como Francq o Rosinski. Y tampoco el argumento alcanza las alturas a las que el novelista belga nos ha transportado en el pasado. Pero da igual, sigue siendo Van Hamme y firma un relato de espías, ladrones y suplantación de identidad muy entretenido y que no deberían perderse.







La carnicería es lo último de Bastien Vives publicado por Diábolo Ediciones. Sutil y poético como acostumbra, parte de un collage de situaciones aparentemente inconexas cuya relación vamos comprendiendo según avanza la lectura. Un trabajo poético y sencillo en el que llama la atención su aplicación de los lápices de color sobre la tímida línea que le caracteriza. El fracaso amoroso es su tema y la sugerencia su virtud.

Recuperamos al clásico equipo formado por el minucioso dibujante George Perez y el guionista Marv Wolfman en Nuevos Titanes: Juegos de ECC ediciones. Es un proyecto extraño, iniciado a finales de los ochenta del siglo pasado y culminado más de veinte años después. Sus autores apenas necesitan presentación, juntos crearon la monumental Crisis y después Perez firmó el guión y el dibujo de Wonder Woman, un personal e impecable acercamiento al personaje que ha sido repetidamente reeditado. Aquí nos ofrecen un relato con amenaza terrorista incluida, que claramente se vió afectado por los tristes sucesos del 11-S. Han realizado mejores tebeos en el pasado pero es entretenido y se deja leer.

Terror Talaiòtic de Miquel Jaume y Joan Gri es una nueva muestra de la vitalidad del comic balear. Dolmen  publica dos de sus historias de terror, claramente inspiradas por los clásicos Vampus, Rufus y compañía, que ahora se recuperan en lujosos volúmenes. Son dos jóvenes autores que todavía deben mejorar sus habilidades, pero al menos dibujan con ganas y entusiasmo. Sin duda la historieta más coherente y mejor contada es la de Jaume, mientras que el personalísimo estilo que delata Mal Rotllo peca de cierta confusión narrativa que dificulta su lectura. Pero es una gozada entrar en esos mundos tan cercanos como pútridos y barrocos y yo les recomiendo que lo intenten. Tan curioso como irregular.
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jueves, 8 de marzo de 2012

Un sueño hecho realidad

Como puede comprobar cualquiera que se asome al último número de PREVIEWS (Marzo 2012), la editorial IDW va a publicar la primera edición estadounidense de "Big John Buscema: Comics & Drawings", una edición especial del catálogo de la exposición dedicada al dibujante en el Casal Solleric (Palma de Mallorca) en 2009.

Con cerca de 300 páginas, este espectacular libro en tapa dura corrige y mejora el original. Se han realizado nuevos escanners, añadido imágenes inéditas y en general perfeccionado todos aquellos aspectos que no nos satisfacían completamente en la primera edición.

John Buscema ha sido reconocido como uno de los mejores artistas gráficos. Sus trabajos para Marvel Comics en The Mighty Thor, The Fantastic Four y Silver Surfer son clásicos, reverenciados por aficionados alrededor del mundo. Lo mismo puede decirse de su definitiva versión de Conan el bárbaro, legendaria creación de Robert E. Howard a la cual Buscema insufló vida de una manera inigualable. El libro incluye una extensa Checklist de su carrera.

Esta edición americana supone un formidable reconocimiento a nuestro trabajo y ha sido posible gracias a la inestimable colaboración del director de Editions Deese, Frederic Manzano. Desde aquí: ¡muchas gracias, Frederic! Leer más...

viernes, 2 de marzo de 2012

CONAN, LA LEYENDA de TRUMAN, NORD y GIORELLO

"Conan, la leyenda" de Tim Truman, Cary Nord y Tomas Giorello. Edita en España Planeta deAgostini, desde el blog TBEO Y NO LO CREO
Planeta DeAgostini. Barcelona, 2012. 
152 páginas, 18,95 euros 

EL CONAN DE TRUMAN

Después de publicar unos cuantos números “con grapa”, Planeta rectifica y nos ofrece ahora un bonito tomo con otra adaptación de una historia de Conan realizada por Truman: Villanos en la casa.


Lo cierto es que molesta tener que ir pagando por cuatro páginas al mes para poder disfrutar con el talento de creadores como Truman o el gran Corben. Más cuando no cabe duda de que en pocos meses lo volverán a sacar retapado. ¿Y entonces qué? Tengo la casa llena de comic-books que no me decido a tirar cada vez que alguien los reedita perfectamente encuadernados y con extras. Entiendo la lógica comercial del asunto, pero les aseguro que resulta muy irritante.

Dicho esto, lo que esta adaptación nos brinda es más de lo mismo. Es un relato que todos recordamos en la gran versión de Thomas y Smith, también en la fabulosa portada de Frazetta que el mismo Truman rememora en su introducción, y que inspiró una de las secuencias más impactantes de Conan el Destructor, la secuela de Fleischer que nadie cita, a pesar de ser una gran película de aventuras.

El guionista se asegura de transmitir fielmente el espíritu de Howard y eso es lo mejor que puede decirse de un tebeo donde lo que resulta más frío es el dibujo. Con Conan siempre nos pasa lo mismo. Por él han pasado algunos de los más grandes: Kane, Adams, Smith o el grandísimo Buscema. Creadores enérgicos y narrativos, capaces de transmitir vida con sus personajes.

Viñeta de "Conan, la leyenda" de Truman, Nord y Giorello
Aquí el dibujante parece como si tuviera prisa. Encuadres enfáticos y narrativamente ineficaces, fondos perroneros, actuaciones deficientes… Todo está resuelto con precipitación y sin ganas y es claramente mejorable. Una pena, ya que Truman siempre cumple y en este caso sus compañeros no están a la altura. Aparte de eso, hay otro aspecto débil en esta aventura, como es la presencia femenina o más bien su ausencia. Esa fulana de papel mínimo apenas llega a la altura de los tobillos de otras heroínas que pueblan las aventuras de Conan. Los aficionados recordarán a las más guerreras, de Sonja a Belit pasando por Valeria. Pero yo quisiera aquí citar a las que protagonizan su ciclo más conocido, el que apareció en Relatos salvajes (Savage Tales en el original) y que ha sido repetidamente reeditado. Cuando revisamos aquellas historias comprobamos cómo Thomas repetidamente entrega las riendas del relato a un conjunto de mujeres realmente extraordinarias. Se nos cuentan los hechos desde su perspectiva y Conan transita esas narraciones casi como un personaje más. La mujer tiene una importancia cardinal en estas historias. Recuerden a la princesa Yasmela de El coloso negro, Olivia, “la hija de la confusión” de Sombras de hierro en la Luna, la reina Taramis de Khauran (y su gemela la malvada Salomé) de Nacerá una bruja, la enérgica Mellani “de los muchos hombres” de La morada de los condenados, la sensual Zuleika de Los fantasmas del Castillo Carmesí o la atormentada Yasmina de El pueblo del círculo negro. Son todas ellas personalidades fuertes, mujeres que luchan en un mundo de hombres donde en general son tratadas con desprecio. Contra todo pronóstico sobreviven y ganan sus batallas imponiéndose a su propia debilidad y consiguiendo con su astucia, valor e inteligencia lo que no alcanzarían por la fuerza.

Con estos retratos femeninos Thomas no hacía sino continuar una tradición que Foster había instaurado en su Prince Valiant. Esta serie medieval se despega definitivamente de sus antecedentes caballerescos cuando su creador decide aportarle un mayor protagonismo a Aleta, la mujer del héroe. Primero lo cuida como a un niño, luego lo manipula a su antojo, también lo cura y mima cuando es necesario. Como reina de las Islas Brumosas es mucho más que un ama de casa que espera pacientemente la llegada de su maridito. Pero también actúa como madre y esposa, en un giro familiar que de alguna forma equilibraba y redefinía la épica del héroe. Desde Aleta la mujer ya no podía ser simplemente la novia del prota, todo empezó a ser más complejo y maravilloso, como las chicas de Conan nos recuerdan. Debemos alegrarnos por ello.
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