viernes, 29 de abril de 2016

LA CRÓNICA DE LEODEGUNDO VOL. 4 de MEANA

La crónica de Leodegundo Volumen 4 El Cantar de Piniol (814-844 D.C.)
Edicions UIB, 2015.
344 páginas, 28,50 euros.

ECOS DEL APOCALIPSIS


Fiel a su cita anual, la UIB ha lanzado un nuevo volumen de La Crónica de Leodegundo, el ambicioso cómic histórico que mejor ha retratado nuestra realidad medieval.


El cuarto tomo agrupa seis álbumes, como ya hacía el primero. Se alcanzan así los veinte capítulos de una serie de la que ya sólo nos restan por conocer sus cinco últimos episodios. Los lectores de la saga constatarán las continuas mejoras en el dibujo de Gaspar Meana, con algunos paisajes impresionantes y sus tremendas panorámicas donde anidan ejércitos, fabulosas ruinas o cielos cargados de dioses incapaces de dejar a los hombres en paz. Sus rayados recuerdan la saturación de los ilustradores clásicos y su talento artístico brilla de forma especial en la representación de telas y otras texturas, como nubes, piedras o vegetación. Es, en fin, un extraordinario narrador y tan sólo por el aspecto de las planchas ya sería recomendable la adquisición de esta obra.

Pero hay mucho más, empezando por la variedad de los álbumes que componen el tomo. Como en anteriores entregas, el autor disfruta trasladando a sus protagonistas de una parte a otra del mundo. Además, en este caso, cada episodio no sólo implica un vertiginoso desplazamiento geográfico, también un cambio de tono, protagonistas y tema, aunque por supuesto cada uno de ellos ayuda a componer ese inmenso tapiz que constituye La Crónica. Se nos habla de la muerte del rey Alfonso II y de los peligros que le acecharon. Y que, a la postre, concluirían con la eliminación de todos sus seguidores y la usurpación de su poder. Para explicar esos hechos Meana da un largo rodeo.

La crónica de Leodegundo Volumen 4 El Cantar de Piniol (814-844 D.C.) Edicions UIB
Dedica el primer álbum a describir algunas de las amenazas a las que se enfrentaba el monarca y las razones por las que eligió a su heredero.
En el segundo viajamos a Córdoba para asistir a una rebelión que acaba con la expulsión de todos los infieles de la ciudad.
El tercero es especialmente aventurero y narra un episodio de nuestra historia no muy conocido. Seguimos a esos refugiados en su huida por el Mediterráneo, mar que se dedican a asolar cuando descubren su talento para la piratería.
El cuarto capítulo es de transición, un emotivo y nostálgico pasaje en Francia, donde viejos conocidos de juventud se reencuentran, mientras varios aspirantes a la corona de los francos se pelean, con algunas secuencias especialmente patéticas, como la del rey desnudo.
Se recupera un tono más político y épico en el quinto, con Alfonso percibiendo cómo las costuras de su reino se hacen pedazos sin que apenas pueda hacer nada para impedirlo.

Por el camino se suceden un conjunto de peripecias más cotidianas, que aportan una dimensión humana y emocional a un relato que, aunque sigue el curso de acontecimientos históricos “mayores”, nunca pierde de vista a sus ocupantes, esas hormigas humanas que con frecuencia se ven golpeadas por los caprichos de los escasos privilegiados que mueven esas grandes corrientes históricas. Hay muchos momentos destacables, como el cómico asunto de las monjas embarazadas, o el reencuentro de Piniol con la viuda de su hermano en Córdoba, o la relación a distancia entre Alfonso y la princesa franca, ahora en su vejez, y tantos otros.

La crónica de Leodegundo Volumen 4 El Cantar de Piniol (814-844 D.C.) Edicions UIB
El álbum donde se aplasta la rebelión lucense es especialmente intenso porque en él Gaspar plantea la que es una de las tesis centrales de su obra. También uno de los aspectos más difíciles de asumir por el lector inexperto, que observa con estupefacción cómo se acompañan numerosos pasajes con crípticas citas bíblicas cuya relación con las imágenes cuesta establecer. Pero finalmente las piezas van encajando hasta construir un discurso que sorprende por su actualidad. Cuando los aspirantes al trono de Alfonso intentan minar su poder, saben que no basta con derrotarlo en el plano militar, también deben mermar su prestigio y poner en cuestión su legitimidad.

Ese es un terreno escurridizo donde entra en juego la interpretación tergiversada del Apocalipsis del Beato de Liébana, que en La Crónica es considerado prácticamente un libelo. Como hoy en día, no se alcanza el poder si no se conquista antes una cierta superioridad moral, ya sea ésta real o, como suele ocurrir, ficticia. Alfonso se hace poco a poco consciente de los peligros que acechan su trono pero muere antes de poder hacer algo al respecto. Quema a unos cuantos rebeldes, pero con ello sólo consigue ganarse más enemigos, incapaces de asumir su justicia y dispuestos a venderse al mejor postor compartiendo las manipulaciones y mentiras más increíbles. Los hechos apenas cuentan ante la fuerza de determinados relatos que al final imponen su presencia en la realidad.

Según comprobamos en el último capítulo del volumen, sus sucesores pagarán muy caros sus descuidos. Se narra el principio del fin. Todo concluirá en el próximo volumen, que ya esperamos con impaciencia.
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viernes, 22 de abril de 2016

TOMOJI de TANIGUCHI

Tomoji de Jiro Taniguchi, edita Ponent Mon manga Japón
Ponent Mon, 2016.
176 páginas, 20 euros.

VIDA EN EL CAMPO

Taniguchi vuelve a deslumbrarnos con una historia cotidiana y muy local, la diminuta vida de una campesina que se sobrepone a dramas y contratiempos a través de la resignación y la compasión hacia sus semejantes.


Suena muy trascendente pero en realidad la maestría de Taniguchi consiste en evitar toda solemnidad. Nos desvela algunas claves en la entrevista que se incluye al final. El proyecto partió del santuario al que solía acudir acompañando a su mujer. Le propusieron contar la vida de su fundadora y él aceptó el encargo, si se le concedía la libertad de hacerlo a su manera. Así que contrató a un guionista y se preocupó por descartar todo aquello que le desviase de la construcción de su personaje. Lo que consigue se aleja mucho de una “vida de santo” al uso. Al contrario, sorprende por su sencillez y contención.

El arranque es estremecedor, con la muerte irrumpiendo de forma desoladora en la vida de la joven protagonista. A la inconsolable pérdida se suma el abandono de la madre, incapaz de cargar con sus retoños y que, literalmente, se da a la fuga. Empieza así una dura vida de trabajo con la abuela. Las tareas en el campo se alternan con los esfuerzos para ir a la escuela y otras tragedias familiares que puntúan esa penosa existencia. Sin embargo Tomoji no se queja, escucha y aprende. Es espabilada y sabe cómo usar su inteligencia para facilitar la vida de los demás. Su abuela constituye un gran ejemplo, nunca desfallece y su capacidad para encajar los avatares de la vida es fruto de una gran fuerza interior. Como Tomoji, se esfuerza por solucionar los problemas de quienes la rodean.

Todo es pequeño en este volumen y, al tiempo, enorme, pleno de sentido. Es difícil hablar de la importancia de los gestos mínimos sin resultar ridículo o cursi pero Taniguchi parece moverse con facilidad en esos quebradizos terrenos. Ya lo ha demostrado repetidas veces en el pasado. En ocasiones ese gusto por los sucesos menores le ha llevado a tebeos demasiado introvertidos, irrespirables o monótonos. Pero, cuando acierta, logra que lo local y lo universal se toquen y nos reconozcamos con un estremecimiento en esa campesina japonesa de principios del siglo pasado. Y esa no es una magia al alcance de cualquiera.

Tomoji de Jiro Taniguchi, edita Ponent Mon
El autor emplea su habitual estilo de dibujo, preciso en los fondos y atento a las expresiones, eminentemente narrativo. Cabría recordar cómo sintetiza los intereses de dos maestros anteriores. Por un lado Tezuka, de quien hereda el amor hacia la naturaleza como contexto a respetar y que en gran medida explica nuestra posición en el universo, donde hemos sido situados para dar testimonio de su belleza. Pero también comparte con el guionista Kazuo Koike la capacidad para describir los entresijos y pasiones del alma humana. Si en aquel esas emociones son explosivas y estremecedoras en Taniguchi se enmarcan en un discurso en general más contenido. Un buen ejemplo es todo el episodio del compromiso de Tomoji con su futuro marido. Es una historia de amor apasionado, casi ciego, que el autor describe como su primera incursión en ese terreno. Pero al tiempo es todo de una mojigatería asombrosa, sin un gesto ni un roce de más.

En fin, yo diría que el álbum habla de alegría, de toda la felicidad que puede extraerse de la vida pese a los sinsabores que acompañan a toda persona en su recorrido por este valle de lágrimas. Pero Taniguchi y sus creaciones parecen empeñados en demostrar lo contrario. También hay risas y momentos de placidez que deben ser respetados y recordados. Amen.
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viernes, 15 de abril de 2016

SUPERHÉROES: JUPITER'S LEGACY de MILLAR y QUITELY

Jupiter's Legacy de Mark Millar y Frank Quitely, edita Panini Comics
Panini Comics, 2015.
136 páginas, 15 euros.

UTOPÍA O MUERTE


El pasado noviembre fallecía el maestro René Girard. Había explicado a Shakespeare a través de su teoría mimética. También los superhéroes saben lo que es la envidia.


Así lo demuestra la última obra de Mark Millar. Describe toda una nueva generación de cruzados con capa, cuyos orígenes se van desvelando poco a poco. El primer tomo se centra en los hijos de esos dioses de la edad dorada, una pandilla de inútiles, inadaptados y decadentes drogatas.

También en los celos poco disimulados del hermano de Júpiter, el líder de los superhéroes. Aparentemente Millar recorre sendas ya muy trilladas, mostrando la corrupción y las malas costumbres que adoptan personajes todopoderosos, a la manera de Moore, Morrison y tantos otros revisionistas. Pronto descubrimos que su visión es otra, más estimulante.

Desde que allá por los setenta el compañero adolescente de Green Arrow culpara a los mayores de su adicción al jaco, en el clásico comic de O’Neill, nos hemos acostumbrado a personajes especializados en descargar sus responsabilidades sobre otros. Ya saben, víctimas del sistema, del colegio, de los padres o del género. Y así es como se nos presenta a Brandon y a Chloe, los perdidos hijos de Jupiter Utopian. Ambos achacan sus errores a su cansado padre, a quien acusan de no prestarles atención por estar demasiado ocupado salvando la Tierra.

Pero luego Millar dirige el relato en una dirección bien distinta, lo que nos aproxima a Girard. Como es sabido, el antropólogo supuso que toda cultura surge de la imitación, que el deseo no era individual sino siempre gregario, queremos lo que quieren los otros. Y que al final todos los deseos se dirigían en la misma dirección, provocando lo que denominó “crisis mimética”. De ahí la abundancia de fábulas y mitos sobre hermanos que se pelean, de Thor y Loki a Rómulo y Remo, pasando por Caín y Abel. Cuanto más parecidos, más probabilidades existen de que se produzca una competición por los mismos objetivos. Girard trasladó su teoría a un plano religioso y moral y en uno de sus últimos libros, sobre Clausewitz, especuló con el Apocalipsis. Y también lo aplicó a la lectura e interpretación de Shakespeare. En él abundaron las dobles figuras y un componente esencial en sus dramas, la envidia. También el desear lo que desean otros, la mímesis del deseo, como le ocurre a Macbeth con su mujer.

Jupiter's Legacy de Mark Millar y Frank Quitely, edita Panini Comics
El asunto es universal y aparentemente intercultural, así que una vez que se entienden esas claves miméticas, tal y como las enunció Girard, resulta casi imposible sustraerse de ellas. Vemos el mecanismo por todas partes. Como en este humilde tebeo de superhéroes que sin embargo vuela muy alto cuándo comprobamos la precisión con que el guionista activa las pasiones de sus personajes. El tío desliza medias verdades al oído de su sobrino, hasta que ambos perpetran la infamia definitiva, el asesinato del padre (y hermano). Luego asistimos a las terribles consecuencias de ese acto, con esa utopía prometida por el hombre más listo del mundo, que nunca llega. En su lugar los problemas aumentan y con ellos la presión de un estado que suprime progresivamente las decisiones individuales, por el bien de esos mismos individuos. En medio de esa nueva dictadura se alzan algunas voces.

Y aquí es donde debe citarse al portentoso compañero de Millar, el excelente dibujante Frank Quitely, que cumple con su nervio característico. Se mantiene en sus viñetas panorámicas y su línea cada vez nos recuerda más a la de Kaluta. Su trabajo es sobresaliente, aportando la dimensión épica que el relato precisa. La segunda parte, en la que los malos intentan dar caza a la parte de la familia que se resiste al nuevo orden, es espectacular e impactante. Hay drama, sí, pero también diversión a raudales, sobre todo cuando entra en acción la supermadre. Ya saben, “…mamá lo oye todo”. No se lo pueden perder.

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miércoles, 13 de abril de 2016

CONFERENCIA UIB SOBRE DITKO

Conferencia de Florentino Flórez sobre Ditko en la Universitat de les Illes Balears.

El próximo lunes 18 de abril impartiré la conferencia titulada Steve Ditko: creando a Spider-Man, en el Aula de Graus del Edificio Ramon Llull de la UIB, a las 19 h.


Es una actividad destinada a los alumnos de la asignatura Mass-media i altres mitjans audiovisuals de los estudios de Grau d’Història de l’Art, pero está abierta a todas las personas interesadas. Cuenta con la ayuda de la Facultat de Filosofia i Lletres.

La conferencia trata sobre la creación de Spider-Man, y de cómo y porqué Ditko lo dejó después de tres años. Se abordarán asuntos de carácter industrial, pero también estéticos y filosóficos.

Desvelaré algunos de los contenidos de la exposición prevista para septiembre en el Palau Solleric, Ditko Unleashed. Leer más...

viernes, 8 de abril de 2016

PACIENCIA de DANIEL CLOWES

Paciencia de Daniel Clowes, edita en España Fulgencio Pimentel
Fulgencio Pimentel, 2016.
180 páginas, 24,99 euros.

MÁS ALLÁ DEL TIEMPO


Clowes es eso que llaman un creador con un mundo propio, obsesiones a las que vuelve de forma compulsiva. En ocasiones ese territorio personal le permite crear obras interesantes, en otras no tanto.


Pero el Clowes de madurez ya hace tiempo que demostró que era un autor a tener en cuenta. Abandonada la levedad de sus inicios y cierta pretenciosidad de los tiempos de Como un guante de hierro…, cada nuevo trabajo es una sorpresa en la que experimenta con diferentes equilibrios entre una ironía muy afilada y una visión dramática de la existencia.

Con Paciencia me ha convencido plenamente. Es difícil comentar esta obra sin desvelar algunos de los meandros de la trama y no deseo hacer tal cosa. Llaman la atención las constantes sorpresas, la sensación de ser transportado de un lugar a otro como quien viaja a lomos de una salvaje atracción de feria. No es sólo que el traqueteo y los giros inesperados nos dejen sin aliente, es que además nos gusta. Resulta agradable pasar una página tras otra preguntándose “y ahora ¿qué va a pasar?”. Porque no se trata de grand guignol o de trucos baratos sino de auténticos bandazos argumentales en el contexto de una estructura muy bien construida, con personajes sólidos pero que obviamente se van transformando en función de los avatares que padecen.

Paciencia de Daniel Clowes, edita en España Fulgencio Pimentel
Las sorpresas son de todo tipo. De tono, pasando de algo que casi parece una comedia de situación a un fenomenal drama. De tiempo y espacio, saltando del pasado al futuro y luego de vuelta al pasado a un ritmo trepidante. Y no son flash-backs. Una de las claves más llamativas es que Clowes se lanza al terreno de la ciencia-ficción, especulando con la posibilidad de los viajes temporales. Obviamente lo hace desde su habitual cinismo así que su futuro es tan cutre como la máquina del tiempo que imagina, muy alejada de anteriores fantasías steam-punk. No hay nada de victoriano ni glamuroso en ella. Ni en el protagonista, un tipo desesperado a quien el amor convierte en algo muy parecido a un loco furioso, una suerte de Lee Marvin pasado de rosca, que roba el sistema para retroceder en el tiempo, una fórmula que no dista mucho de una droga con inevitables efectos secundarios.

Su proverbial vuelta al pasado acaba como es habitual en estos casos, con una sucesión de errores que le llevan a empeorar las situaciones que pretendía enmendar. Ahí aparece el mejor Clowes, que se regodea en todas las miserias de juventud de la novia, con su enamorado como testigo de sus dramas. No faltan ni el amante recién salido de la cárcel ni los niños pijos dispuestos a reírse de la patética camarera. El autor firma varias páginas prodigiosas en las que reflexiona sobre las diversas violencias que puede padecer una mujer joven, en manos de payasos con pasta o de brutos sin ella. Al final el resultado es siempre el mismo: humillación y dolor.

El comic vuela muy alto cuando se centra en ese viajero desesperado por recuperar a su amor y dispuesto a enfrentarse a sus demonios si con ello consigue volver a la casilla de partida. Adelanto que pese a la dramática secuencia inicial y a algunos pasajes realmente tristes, el tono final es esperanzador y hasta optimista si me apuran. Clowes está madurando, supongo. Como su dibujo, despojado de todo artificio y centrado en los personajes y sus reacciones, funcional y muy ajustado al relato. Y acompañado por un color pop muy sugerente. Paciencia es perfectamente recomendable. Prepárense para un viaje emocional de aquí te espero.

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viernes, 1 de abril de 2016

SUNSTONE de SEJIC COMIC SADOMASO

Sunstone de Stepan Sejic, edita Evolution Comics - comic adulto sadomaso lesbianas
Evolution Comics, 2016.
128 páginas, 16 euros.

PLACER, DOLOR...
¡Y CONFIANZA!

Un caso clásico de “no se deje engañar por las apariencias”. Sunstone reclama nuestra atención desde una portada donde dos bellas señoritas lucen sus mejores galas para una sesión de S-M. Mucho cuero y mucha curva, todo muy estereotipado, salvo que una de ellas lleva ¿gafas?


Como miope de toda la vida comprendo la irresistible atracción sexual que despiertan unas buenas gafas, algo de lo que todos los anuncios de GO o Afflelú (como quiera que se escriba) intentan convencernos. Pero lo cierto es que el aire levemente intelectual que el atributo concita no parece casar con la cerrada coherencia que uno esperaría de determinadas filias.

Sunstone no es un comic de lesbianas sadomasoquistas al uso, si es que tal cosa existe, pero por otro lado sí que lo es. Quiero decir, lo que nos cuenta es una historia de pasión entre dos desconocidas. Se encuentran por internet y deciden que sus gustos son complementarios así que quedan para dar rienda suelta a sus fantasías. Sueños que por supuesto incluyen cadenas, látigos y mucho látex. Aunque se evitan las descripciones más ginecológicas, Stepan Sejic, el guionista y dibujante, no teme mostrar a sus heroínas en atrevidas posiciones y con detalles como los muslos de una de ellas estampados con el carmín de los labios de la otra.

El asunto central es el sexo, entendido como un conjunto de perversiones compartidas. Ya saben que el éxito (sobre todo entre las señoras) de Las no-sé-cuantas sombras de Grey ha provocado algunas llamativas reacciones. La más divertida la del viejo Rocco Siffredi, que puede resumirse en un “ya os lo decía yo”. Este intelectual y actor porno argumentaba que en realidad a las mujeres les gusta que les den caña, que es lo que habitualmente él hacía en sus películas. Obviamente, añadía, en el ámbito de un juego compartido. Frente a él la réplica feminista oficial nos recordaba que Grey reproduce modelos machistas que se creían superados y que cosifica a la mujer reduciéndola al papel de un juguete dispuesto a ser manipulado. El mantenimiento de esos roles facilita la proliferación de la violencia de género, añadían.

Stepan Sejic, edita Evolution Comics - comic adulto sadomaso lesbianas
Yo desconfío de las generalizaciones. Cada vez que alguien afirma “lo que las mujeres quieren…” arrugo la nariz. Lo mismo respecto a los tíos. Hablemos mejor de algunas mujeres y de algunos hombres y dejemos que cada cual haga con su vida privada lo que le parezca. Porque de eso se trata. Obviamente los comportamientos que una mayoría considera como normales nos afectarán a todos. Pero luego cada uno en su casa jugará a lo que le plazca. Así que si no estoy de acuerdo con Rocco respecto a una afirmación demasiado universal, tampoco creo que se deban legislar nuestros comportamientos de puertas para adentro. Que es de lo que trata Sunstone.

Como ya he dicho, no decepcionará a quienes busquen una historia picante. Pero el talento de su creador consigue que vaya mucho más allá. Primero gracias al dibujo, muy sensual pero también atento a las expresiones y las emociones, que acaban siendo el plato fuerte del relato. Aquí es donde debe subrayarse que Sejic evita no pocos peligros. Primero, salta sobre los tópicos habituales sadomasos o pornos. Esas escenas con gente en perfecto éxtasis, amantes eficacísimos y limpio intercambio de fluidos corporales. Ya lo hemos visto con anterioridad, la solemne liturgia de las mallas y los corsés, la cursilería de los grilletes y las bolas chinas. Todo eso está, pero se vuelve tolerable gracias al humor. Todo el volumen es una reflexión respecto a los mecanismos que llevan a dos personas a reunirse para jugar a una serie de actividades que exigen sobre todo una enorme dosis de confianza. De ahí la palabra que da título al volumen, esa clave que desactiva el intercambio y permite abandonar la partida cuando el asunto se vuelve intolerable.

Llegamos así al segundo peligro que Sejic también esquiva: la ñoñería. Las protagonistas son dos novatas, llenas de fantasías, sí, pero sin experiencia real en el terreno que anhelan pisar. Así que se las retrata como a dos pringadas que poco a poco se abandonan una en brazos de la otra con entusiasmo. Y luego, esa pasión en principio sexual y “objetiva” va dando paso a otros sentimientos y, quizás, al amor. Ahí es donde entra en juego la cursilería. El autor consigue sobrevivir a ella a base de diálogos inteligentes y personajes diferenciados y bien construidos. No es un comic convencional ni pasan grandes cosas, es poco más que una historia de amor entre jovencitas y con cadenas. Pero excelentemente bien contada, no se la pierdan.
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