viernes, 16 de septiembre de 2016

HARROW COUNTY, TERROR COMIC

Harrow County de Bunn y Crook - comic terror fantasmas
Cullen Bunn y Tyler Crook
Norma editorial, 2016.
152 páginas, 17,50 euros.

FANTASMAS Y MONSTRUOS 


Aparentemente el terror siempre interesa al público. Variando sus asuntos y mutando sus temas el género se mantiene vivo y con buena salud, parece que nos gustan los sobresaltos.


Desde que en la década de los cincuenta del pasado siglo la EC publicara varias obras maestras que provocaron el entusiasmo de sus lectores (y a medio plazo la aniquilación de la editorial), los comics de miedo han vivido diversas transformaciones.
En aquel primer momento una oleada de corrección política decidió que aquellos relatos morbosos no eran adecuados para niños y consiguió erradicarlos de los quioscos.
Hasta que en los sesenta Jim Warren decidió desafiar la censura y revivió el género de terror. Luego los grandes le siguieron, aportando en algunos casos obras maestras como La Cosa del Pantano de Wein y Wrighston para DC. Pero en general el miedo siempre ha sido un poco indie. Pide independencia, riesgo y no poca innovación.

Por eso, aunque se han hecho innumerables revisiones de los terrores más tradicionales, del Hombre-lobo a Drácula, también se ha experimentado con nuevos miedos como el apocalipsis nuclear y, sobre todo, los zombies. Ellos han sido los protagonistas de las historias de horror más interesantes de los últimos años, pero no los únicos. Merecen una mención especial las aportaciones inglesas al que si no sería un territorio exclusivamente americano. La reinvención de La Cosa del pantano a cargo de Alan Moore, posiblemente el mejor trabajo de su carrera, y la serie que se derivó de uno de los personajes que creó para esa saga: Hellblazer. Recientemente se ha reeditado y los primeros episodios de Delano, Ridgway y Talbot siguen siendo excelentes, no tanto el resto.

Frente a los zombies, que asustan por su pútrida y descerebrada materialidad, vuelven siempre los fantasmas, que aterrorizan por lo contrario: no podemos tocarlos. En esa línea clásica Harrow County supone una agradable revisión servida con un bonito dibujo y un color encantador. El diseño del niño-piel es una idea ingeniosa y toda la ambientación en esa USA rural de los años treinta es convincente y sin duda ayuda al clima frío del relato.

Realmente nos transporta a esos oscuros bosques donde se desarrolla la acción y sus fantasmas en llamas son atractivos. Pero luego el verdadero terror no llega, el comic no cruza esa frontera que nos hace estremecer y el dibujo al final es demasiado acogedor como para transmitir bien la atmósfera de mentiras y enredos que entreteje el guión.

Mucho más efectivo resulta El Dios Rata, la última entrega de Corben. Hace ya años que firma comics liosos y con diálogos mejorables. Y él mismo parece participar de cierta desidia con su dibujo, con viñetas rutinarias al lado de otras extraordinarias. Aquí no se aleja mucho de esos parámetros. Pero su arte es tan convincente, tan carnal y morboso, que sus pocos destellos de genialidad valen más que los esfuerzos de autores menos capacitados y compensan la lectura de una historia embarullada y confusa.
Emplea como protagonista a un trasunto de Lovecraft, al que retrata como puritano y racista, y juega con él enfrentándolo a una lujuria ante la que por supuesto sucumbe. Esas tentaciones lo lanzarán a un infierno plagado de bestias malignas y monstruos varios. Terrenos donde Corben se mueve como pez en el agua. Nadie dibuja tetas como las suyas ni expresa el terror o el deseo como él. Bien o mal, siempre es Corben. Y eso es mucho decir.