viernes, 28 de enero de 2011

Premio Ciutat de Palma de Cómic

Gabi Beltrán y Bartolomé Seguí  están de enhorabuena, han sido los ganadores del I Premio Ciutat de Palma de Cómic con su proyecto 10 Historias de Barrio. Elegido de entre más de doscientos proyectos, un número impresionante. Próximamente un artículo para comentarlo con más detenimiento. Y, de nuevo, enhorabuena. Leer más...

La cara más dulce de R. Crumb

PARA TODOS LOS PÚBLICOS
La cara más dulce de R. Crumb
Ediciones La Cúpula. Barcelona, 2010.
122 páginas. 18 Euros.

El último recopilatorio de dibujos de Crumb se presenta como una selección amable, alejada de los surtidos de mujeres desnudas realizando actos procaces que normalmente asociamos con el autor.

En realidad no es así del todo, en más de un sentido. Por un lado no es cierto que el libro evite del todo la mirada siempre lúbrica del más famoso dibujante underground. No tanto por los escasos desnudos que se incluyen, demasiado “artísticos” como para resultar picantes. Pero sí que se escapan algunas figuras femeninas, sobre todo retratos de su mujer posando con diversos vestidos donde tanto las bromas de los textos que acompañan a las imágenes, como las actitudes que se sugieren, nos hablan de un cierto cachondeo erótico. Rituales en los que el acto de dibujar y posar serían preliminares, formas de calentamiento para juegos de índole más salvaje.

Pero es que además el escándalo que suele acompañar a toda manifestación crumbiana no se corresponde del todo con su trabajo. En él han proliferado (y todavía hace poco por evitarlos) los desenfrenos sexuales, la exposición cruda y violenta de sus fantasías apenas ocultas. Siempre con mujeres más grandes que él, figuras maternales que abrazan al niño Crumb y lo llevan a dar paseos por la selva, a la manera de esa Sheena con la que soñaba, según nos ha explicado. Una de las características del underground, fundado prácticamente por él, Gilbert Shelton y dos colegas más (algunos tan olvidados como Saxon o Stack), fue la representación explícita de áreas de nuestra conducta que habían sido excluidas del territorio de los tebeos. Como la violencia, las drogas o el sexo y en ocasiones también la política.

Lo que más nos llamó la atención allá por los setenta, cuando empezaron a llegar los primeros tebeos alternativos, no eran tanto las soflamas revolucionarias como el tratamiento del sexo. En el caso de Crumb, la mezcla de temas picantes con su dibujo casi infantil resultaba explosiva. Pero desde entonces ha llovido mucho. Crumb se ha hecho mayor y se ha convertido en un artista “relevante”. Todo lo que hace produce dinero y eso quiere decir que se puede poner serio y que tiene la libertad de abordar cualquier asunto. Ya ha librado demasiadas batallas, sobre todo con el ala más siniestra del feminismo, y no necesita probarle nada a nadie. Así que tanto nos brinda trabajos exhaustivos y serios como su Kafka o su Génesis como acumula volúmenes con los dibujos más dispares.

Para quienes hayan seguido la edición de sus cuadernos de bocetos no supone ninguna sorpresa que los intereses del autor sean más variados de lo que su imagen pública permite suponer. En ellos encontramos tías en pelotas, por supuesto. Pero también colecciones de coches clásicos, fachadas de casas, objetos cotidianos, bocetos para logotipos que imitan estilos de los años treinta, sus clásicos retratos de músicos de jazz y casi cualquier cosa que pueda ser dibujada. Crumb no es muy selectivo, todo le sirve como modelo y este volumen es una buena prueba de ello. Si les gustan los buenos dibujos, acompañados de un sano cachondeo, no se lo pierdan.

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viernes, 21 de enero de 2011

CAMINO A LA PERDICIÓN

"Camino a la perdición" de Collins, Piers Rayner, García-López, Lieber y Rubinstein, editado por Panini
Max Allan Collins, Richard Piers Rayner, Jose Luis García-López, Steve Lieber y Josef Rubinstein
Panini Noir. Barcelona, 2010.
592 páginas, 29,95 euros.

LO MEJOR Y LO PEOR

Hace años, coincidiendo con el estreno de la película de Mendes Camino a la Perdición, se editaba en España la novela gráfica que había inspirado el film. El dibujo era malo a rabiar. Después supimos que el extraordinario Jose Luis García-López se había hecho cargo de la segunda parte. Cuando ya suponíamos que nunca la veríamos traducida, alguien se ha decidido a publicarla.



La buena noticia es que podemos, finalmente, disfrutar del arte de García-López. La mala es que a algún desalmado se le ha ocurrido realizar una edición completa, con lo cual se nos obliga a adquirir otra vez ese pestiño del que ya nos habíamos desecho. Sumen a eso cierta desidia editorial que nos impide localizar con claridad las páginas dibujadas por quien nos interesa. El índice es demasiado genérico y apenas especifica quién se encarga de qué. Por supuesto, distinguimos inmediatamente al tal Piers, el inútil que perpetra la primera parte, que no he cometido el error de releer. Pero luego apenas se nos indica dónde acaba Gacía-López y empieza Steve Lieber. El segundo hace lo que puede, pero son muy pocos los que están a la altura del gallego afincado en Nueva York. Luego vuelve, entintado por alguien que no es Rubinstein como en la primera parte y que podemos deducir que es el mismo Lieber, pero no queda claro.

En fin, dicho todo esto, cabe añadir que las comparaciones que se hacen entre esta historia y Lobo Solitario y su cachorro son abusivas. La serie japonesa es realmente antológica, una obra maestra cargada de pasajes intensísimos, mientras que de esta saga lo mejor que puede decirse es que resulta entretenida, recrea bien una época fascinante y poco más.

"Camino a la perdición" de Collins, Piers Rayner, García-López, Lieber y Rubinstein, editado por Panini
En realidad, sólo hay una razón para que estemos hablando de ella. Hace años Josef Rubinstein nos explicaba en el Salón Internacional del Comic del Principado de Asturias, en Gijón, cómo le habían ofrecido el trabajo: “¿Entintar a Jose Luis? ¡Estupendo! ¿A cuatro páginas por día? ¡Vaya por Dios!”. Él no estaba nada satisfecho de sus acabados y esa era una de las razones por las que vendía originales de esta historia a unos precios de risa, para felicidad de quienes estábamos por allí, que pudimos hacernos con unos García-López por una ridícula cantidad de dinero. A pesar de las duras condiciones en que se culminó este proyecto, lo cierto es que apenas se notan en el resultado final.

Lo reviso y se me agotan los adjetivos: enérgico en sus héroes, que siempre irradian una prodigiosa fuerza interior, sensual en sus mujeres, tan mundanas como elegantes, delicado en los niños, creíble al cien por cien, ajustado en sus gestos, preciso en su narrativa, fascinante en sus angulaciones laterales, impecable en su reconstrucción del ambiente histórico… Personalmente prefiero la dureza de los acabados de Rubinstein frente a la versión un poco más suave que ofrece el segundo entintador, pero en ambos casos García-López se impone con su maestría habitual y vuelve a dejarnos con la boca abierta. Considero que cualquier aficionado que desee entender cómo se dibuja la figura humana debe estudiar con aplicación este poderoso trabajo. Todo está ahí, con sencillez y una apabullante facilidad. No se lo pierdan, pero empiecen por la página 299.
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domingo, 16 de enero de 2011

Bryan Talbot. Vídeo Novedad

Aquí está el trailer de una de los últimos trabajos de Bryan Tablbot. A ver cuándo llega a España.
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viernes, 14 de enero de 2011

EL INVIERNO DEL DIBUJANTE de P. ROCA

El invierno del dibujante de Paco Roca, edita Astiberri
Astiberri. Bilbao 2010.
128 páginas, 16 euros.

MALOS TIEMPOS PARA SOÑAR


Tebeo a tebeo, Paco Roca se ha convertido en uno de los autores más interesantes de los últimos años. Ganador del Premio Nacional de Comic por Arrugas, su respetable aproximación al Alzheimer y la vejez, nos cuenta ahora un conflicto poco conocido que ocurrió en el seno de la extinta Editorial Bruguera.


Como el propio Roca reconoce, hablar de Bruguera supone hablar de magia y fascinación, la que tantos críos sentimos por los productos que esta compañía ponía en los quioscos. Apenas tuvieron continuidad en lo temático, ya que la transición trajo consigo nuevos creadores con otras inquietudes entre las que apenas se contaba la atención al público infantil, que se perdió de manera casi definitiva. Pero sí que resultaron muy influyentes en las formas y el imaginario de autores tan diversos como Max, Gallardo u Oscar Aibar, que recientemente dedicaba una película a uno de los hombres más conocidos de la editorial, Vázquez, encarnado por Santiago Segura. Roca se acerca a este universo de manera delicada, realista, sutil y rigurosa, aunque quizás esa misma seriedad que pone en su recreación le reste algo de emoción.

En lo formal permanece en los terrenos que le son familiares. Gran contención en el plano narrativo, con constantes viñetas de fondo repetido y puntos de vista que no se mueven más de lo estrictamente necesario. Su sobrio dibujo va como siempre acompañado de un color muy atmosférico, frío en las secuencias invernales y cálido en las veraniegas, siempre entonado en gamas muy limitadas y agradables. Su puesta en escena es minimalista y esencial, adecuada al tono que adopta, casi de notario de una realidad con la que no se permite más juegos que los temporales.


El invierno del dibujante de Paco Roca, edita Astiberri
Esta novela gráfica es la crónica de un fracaso, una derrota anunciada desde la primera secuencia, con la vuelta de un grupo de dibujantes a Bruguera. Luego el resto del volumen se dedica a explicar en qué consistió esa lucha y porqué unos perdieron y los otros, aparentemente, ganaron. En pocas palabras, las malas condiciones económicas que la editorial planteaba a sus colaboradores llevó a una parte de estos a lanzar una revista por su cuenta. Nacía así Tío Vivo, una apuesta autogestionada que no duró mucho, ahogada por problemas con la distribución y otras maniobras orquestadas por la poderosa Bruguera.

El tebeo participa de los tópicos de la lucha de los pequeños contra los grandes empresarios, con sus chivatos, maniobras sucias, cobardes y arribistas como Ibáñez, que aprovecha la ausencia de esos dibujantes para desembarcar en Bruguera, según se nos explica. Pero Roca consigue ir algo más allá de los lugares comunes. Por un lado se esfuerza por dar vida a sus personajes y diferenciar, individualizar a sus héroes. Rinde así un estupendo y merecido homenaje a toda una generación de creadores, muchos de los cuales apenas son conocidos por el público actual. Pero también destaca su construcción del “villano”, ese señor González que dirige la editorial y que tenía todos los puntos para convertirse en una caricatura del empresario sin escrúpulos. Roca sortea ese peligro y nos ofrece esa espléndida secuencia de diálogo entre el jefe, un personaje patético marcado por un destino trágico, y Vázquez, que por cierto sale bastante mal parado.

Trabajo que quizás peque de cierta frialdad, pero riguroso y muy por encima de la media de productos españoles. Denle una oportunidad.
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Vídeo del catálogo de Wood

Este vídeo de Hooray for Wally Wood nos permite hojear el catálogo de la exposición de WOODWORK sobre Wally Wood en el Casal Solleric (Palma de Mallorca 2010).
Si os interesan otras exposiciones como esta, aquí podéis consultar otras en las que he participado desde 2002.
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viernes, 7 de enero de 2011

Crossed. Ennis y Jacen

HORRIBLE AÑO NUEVO

Crossed. Garth Ennis y Jacen Burrows
Glénat. Barcelona, 2010.
256 páginas. 19,95 euros

La serie de Kirkman Los Muertos Vivientes ha sido adaptada al formato televisivo, algo que no ha extrañado a sus seguidores entre quienes me cuento. Su calidad trasciende el género de zombis al que pertenece para convertirse en una metáfora de la supervivencia y de nuestra actitud ante la muerte. Kirkman ha dado sobradas muestras de su talento, pero ahora llega Garth Ennis para darle la réplica con Crossed, su peculiar versión del asunto.

Adelanto que aunque mi admiración por Kirkman se mantiene intacta, considero que el irlandés gana por goleada, consigue llevar su tebeo a terrenos más complejos, ofreciendo al tiempo un espectáculo tan brutal como apasionante. Para muchos Ennis ya no cuenta desde que finalizó su serie más popular, Predicador, que recientemente ha conocido una apabullante edición de lujo. Otros lo reconocen por su anterior y muy valorable trabajo en Hellblazer. Pero lo cierto es que, con altibajos, casi todo lo que escribe tiene calidad. Muchos de sus episodios para Punisher, su serie Hitman o su labor en The Boys todavía puede dar sopas con hondas a pelmazos más reconocidos como Ellis, Morrison, Milligan y si me apuran Moore. Ennis es más divertido, más profundo, más irreverente y muchísimo más entretenido que todos ellos juntos. Series como Crossed lo prueban.

Lo primero que hace es adoptar todos los lugares comunes en una ficción como ésta. Llega el Apocalipsis por razones que no se molesta en explicar, todo se derrumba y seguimos al habitual grupo de supervivientes. Luego se permite algunas variantes que no sorprenderán a sus lectores. Como que sus zombis no son exactamente unos tarados que se arrastran buscando su ración de cerebro sino unas malas bestias con cierta capacidad de raciocinio con tantas ganas de comer como de follar. Ya se imaginarán que no son muy escrupulosos en cuanto a por qué orificio meterla. Los villanos de Ennis raramente decepcionan y aquí no sólo nos fascinan por su alegre brutalidad, también consiguen asustarnos por su absoluta maldad. Hay dos o tres matanzas realmente aterradoras y no es tan sencillo provocar ese malestar con una narración en viñetas.

Asistimos a las inevitables relaciones entre el grupo, la habitual lista de bajas y el encadenado de dramas y desgracias que deben graduarse para no abrumar al lector. En todo esto no se separa del modelo canónico establecido por Kirkman, llevándolo un poco más allá y forzando las notas de humor negro. Pero luego hay un aspecto que los seguidores de Ennis ya conocen y que le permite marcar una diferencia a su favor. Me refiero a su educación católica, inevitable en un irlandés como él y que aflora con naturalidad en muchos de sus tebeos. En ocasiones en forma de blasfemia, como en la irreverente encarnación del Dios Padre que imagina para Woormwood o el odioso creador que aparecía en las páginas de Predicador. Se declara ateo y ha saldado sus cuentas con la iglesia en numerosas ocasiones, pero eso no le impide reflexionar constantemente sobre el bien y el mal o, como hace aquí, sobre el sentimiento de culpa. Al igual que los protagonistas de Los Muertos Vivientes, sus héroes se enfrentan a situaciones límite en las que sus premisas morales son puestas a prueba. Kirkman adopta la ética de los pioneros. Debe hacerse lo que debe hacerse para sobrevivir, apechugar con las consecuencias y seguir adelante. Aunque en algunos casos no sea tan fácil, como le pasaba al hijo del sheriff en uno de los últimos episodios.

Ennis toma ese material y va un paso más allá, concluyendo que la culpa no es algo de lo que debamos librarnos para seguir vivos sino, muy al contrario, lo que nos convierte en humanos. El mal absoluto consistirá pues en la inconsciencia, en la anulación de esos sentimientos. Con una lógica evidentemente cristiana el guionista obliga a sufrir a sus héroes, a hacerse responsables de sus pecados y cargar con ellos. Por supuesto no supone que sus “cruzados”, esos monstruos sanguinarios de origen incierto, nos sean ajenos. Al contrario, subraya que están en el interior de cada uno de nosotros, esperando para salir. ¡Qué grande eres, Garth!

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