viernes, 24 de septiembre de 2010

JULIETA JONES de E. CAPLIN & S. DRAKE

Julieta Jones de Stan Drake y Elliot Caplin. Panini Comics
Panini Comics. Barcelona, 2010.
280 páginas, 29,95 euros.

LA SEÑORITA JONES


Ya he manifestado con anterioridad mi entusiasmo ante las reediciones. Demuestran la madurez del medio, que rescata del olvido piezas que deben servirnos para juzgar con corrección los trabajos de nuestros contemporáneos. Si son saludables y necesarias, mucho más cuando se trata de series tan maravillosas como esta. En España conocemos relativamente bien a Julieta, ya que ha pasado por diferentes encarnaciones editoriales. Y su calidad es tan grande que quien ha podido leerla ya no la olvida.


Esto se debe en parte al dibujo del increíble Stan Drake, por supuesto. Dicen que estuvo casado con una rubia, una morena y una pelirroja, lo que quizás explique su dominio de la figura femenina, especialmente de una parte de su anatomía: el pelo. Nadie dibuja largas y sedosas melenas como Drake, con esa mezcla de facilidad y realismo que muchos dibujantes copiaron. Tiene casi todas las virtudes que esperamos de un autor de comics: grandes expresiones en sus “actores”, dominio de la gestualidad, un acabado fresco y deslumbrante, un empleo dramático de la iluminación, una línea de contorno formidablemente expresiva… y mucho más. A ver si alguien se anima y publica en condiciones su último trabajo, que en su momento saboreamos por entregas en diferentes publicaciones. Aquella Kelly Green escrita por otro de los grandes, Leonard Starr, que de manera muy oportuna firma el prólogo de esta edición.

Julieta Jones de Stan Drake y Elliot Caplin
Pero es que Drake es sólo la mitad de un equipo en estado de gracia. Le acompaña Elliot Caplin, un escritor que nos sedujo en otra tira clásica que también lleva su firma. Me refiero, claro está, a Big Ben Bolt, la historieta de boxeo que dibujaba el gran Cullen Murphy, que más tarde se haría cargo de Prince Valiant. Si allí nos sorprendía la habilidad del guionista para convertir los combates que se iban sucediendo en algo novedoso y emocionante, aquí también parte de un material aparentemente banal que transforma en puro oro narrativo. Julieta y Eva Jones viven con su padre, un modesto empleado de banca, viudo, en un pequeño pueblecito. Se nos pinta a Eva como una perfecta egoísta en los primeros capítulos, mientras que su hermana Julieta es la comprensiva, hacendosa y humilde chica de su casa, en su papel de hija ejemplar y madre para su propia hermana, mientras el fantasma de la soltería la acecha.

Con ese escenario Caplin y Drake elaboran una indiscutible obra maestra, llena de emotividad, humor, drama, crítica social y personajes inolvidables. Cabe subrayar que, aunque se ha dicho que ofrecía una visión edulcorada de la sociedad americana de los cincuenta, Julieta Jones dista mucho de ser un producto que evite afrontar temas complejos y polémicos. El tono es siempre tranquilo, oscilando entre el drama familiar y la comedia de situación, pero hay tensiones constantes, especialmente con algunos asuntos como el económico. En uno de los primeros episodios los problemas comienzan cuando el hijo de un ricacho se enamora de Julieta, ante el escándalo de su futura suegra. En otro, el padre casi se arruina intentando enviar a Eva a la universidad. Los conflictos sociales son una constante en la serie, pero no su razón de ser. Por encima de la clase siempre se dibujan individuos. Antes que el hijo del jefe, Shorty es un muchacho incapaz de conquistar el corazón de la muchacha de la que se enamora. Julieta puede pelear con su futura suegra, pero el padre de su pretendiente no tiene ningún problema con ella. Etc.

Julieta Jones es ante todo un gran retrato de la humanidad contenida en ese pequeño pueblo, un universo en el que podemos fácilmente reflejarnos. Hay envidias, placeres, amores, trampas, mentiras, castigos y recompensas, personajes extremadamente nobles y estafadores, pobres y ricos, desgraciados y satisfechos. Es un gran entretenimiento construido con mucha inteligencia y un dominio absoluto de la progresión dramática. No se lo pueden perder.
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jueves, 16 de septiembre de 2010

EXPOSICIÓN de WALLACE WOOD - WOODWORK

Catálogo de la exposición de WOODWORK en Casal Solleric, Palma de Mallorca sobre Wally Wood
CASAL SOLLERIC Palma de Mallorca. España.
Del 16 de septiembre al 7 de noviembre 2010

CATÁLOGO
A LA VENTA

Precio: 25 €

Llamando al tel. 971 722 092
o al email: folmo@apalma.es (Att. Francisca Olmo)


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OTRAS EXPOSICIONES

En el Solleric podrán disfrutar de algunas de sus más conocidas historietas completas, así como admirar sus exquisitos acabados sobre los lápices de colegas tan brillantes como Ditko, Kane o Kirby, entre otros. Hay muchas razones para no perderse la que sin duda es una de las grandes exposiciones de comic del año. Y no sólo en España, sin exageración alguna. La inauguración coincide además con esa gran fiesta que es la Nit de l’Art y se produce en un año en que el Ayuntamiento ha creado el Premio Ciudad de Palma de Comic.


FOTOS DE LA INAUGURACIÓN 

Una exposición que se acompaña de un catálogo donde se ha cuidado especialmente la reproducción de los originales y la selección de material complementario, que ayude a entender mejor a este creador obsesivo y fascinante. Se incluyen diversos textos escritos por Bill Pearson, uno de sus ayudantes y actual albacea de su obra, y estudiosos de reconocido prestigio como Roger Hill y Jerry Weist.

El casal Solleric con las cartelas de las exposiciones, Wally Wood
Como he tenido el placer de participar en este proyecto, abordaré aquella parte que, por motivos de espacio, no he podido incluir en el catálogo. Me refiero a la presencia de Wood en el mercado español. Pese a algunos sonoros huecos, no nos podemos quejar. Llevamos años disfrutando con su labor de manera quizás un poco desordenada, pero dista mucho de ser un desconocido entre nosotros.

Eisner le ofrece su primer encargo como rotulista de Spirit, a finales de los cuarenta. En esos primeros años practica todos los géneros, del romance al terror pasando por lo policiaco o la ciencia-ficción, que es donde empieza a llamar la atención. Destacan dos comic-books, The flying saucers y An Earth man in Venus, que ya presentan muchos de los rasgos que le darán fama, especialmente su tremenda imaginación en el diseño de escenarios, artefactos y aliens y su desatado sentido de la aventura. Todo este material no ha sido traducido, aunque en los USA es sencillo encontrar diversas selecciones de este período, como las editadas por Pure Imagination: The Wallace Wood Reader (2004) y Wally Wood Edge of Genius (2009).

A comienzos de los cincuenta Wood inicia una de sus etapas más conocidas. Para la editorial EC dibujará inolvidables historietas sociales, de ciencia-ficción, guerra y terror. Durante años permanecieron inéditos en España hasta que en 2004 Planeta se decidió a publicarlos, llenando un hueco inexcusable. Toutain ya nos había ofrecido algunos adelantos. En 1981, coincidiendo con la muerte del autor, le rendían homenaje publicando en la revista 1984 nº 37 “My World”, una historieta que había aparecido por primera vez en Weird Science nº 22 (1953). También emplearon una portada de Wood en Comix Internacional, nº 42, Especial EC (1984), aunque curiosamente el autor no firmaba ninguna de las historias seleccionadas en el interior.

De esos años también recordamos su colaboración con Eisner, ahora ya no como aprendiz sino como joven promesa. Me refiero a Outer Space, que aquí publicó Toutain como Espacio Exterior (1981). Recopilaba los episodios de Spirit dibujados por Eisner y Wood en 1952. Su revisión merece la pena.

La parte menos conocida de esa época es su largo recorrido en Mad, que alcanzó los primeros años sesenta. Allí demostró que siendo un buen dibujante realista, era todavía mejor en el humor. Planeta publicó recientemente los dos primeros tomos de Mad y estamos a la espera del resto, así como de su trabajo en Panic, la otra revista de humor de la EC.

Original art at the exposition of Wally Wood in Palma de Mallorca, Sp
Tras el desplome del mercado de los tebeos en la segunda mitad de la década de los cincuenta, Wood buscó trabajo en otras áreas. Destacan sus ilustraciones para Galaxy, recopiladas por Pure Imagination en Wallace Wood’s Wayout (2005). En 1957 intervino en la tira Flash Gordon ayudando a Dan Barry. Se le atribuyen fragmentos de la famosa aventura del administrador, que en la imprescindible edición de Tebeos S.A. se publicó en los nº 46 y 47 (1988). Cierra la década entintando a uno de los grandes, Jack Kirby, en Sky Masters, una tira de prensa que ha sido recientemente editada por Glénat (2008) y en la maravillosa Challengers of the Unknown, serie que Novaro publicó en su día.

Abre los sesenta participando en diferentes proyectos publicitarios en relación con Topps, un fabricante de cromos, chicles y otros artículos de broma para niños. Su encargo más conocido es la serie Mars Attack! Wood realizó los primeros bocetos que fueron rematados por otros artistas. La popularidad de los cromos marcianos llegó hasta los noventa, cuando Tim Burton realizó una película inspirado en ellos. Pero lo más importante en esos años es su entrada en Marvel. Era la editorial que estaba revolucionando el mercado y Wood fue recibido como una auténtica estrella. Realizó varios números de Daredevil, a quien aportó su fantástico traje rojo, pero no aguantó al editor Stan Lee y se fue pronto. Esos números publicados en USA en 1964 y 65 llegaron pronto a España, en la impresentable versión de Vértice (1969). De alguna manera el arte de Wood sobrevivía a los remontajes y permanece con todo su fulgor en nuestra memoria. La Biblioteca Marvel (Planeta) nos ofrecía una versión algo más digna en 2001.

El siguiente movimiento del dibujante permanece inédito por aquí. Me refiero a T.H.U.N.D.E.R. Agents. Realizado para una compañía que pretendía rivalizar con Marvel, la aventura le ocupó el resto de la década. Wood trabajó como editor, guionista, dibujante a lápiz y entintador, colaborando con talentos de la talla de Kane, Crandall o Ditko entre otros. En USA estas series han sido publicadas en seis volúmenes por DC, The T.H.U.N.D.E.R. Agents Archives. A ver si alguien se anima a traducirlos.

Mientras hacía frente a la vorágine laboral que suponía producir T.H.U.N.D.E.R. Agents, a Wood todavía le quedaba tiempo para otras apuestas. La más conocida es la creación de witzend (en caja baja), un fanzine que se adelanta a la explosión de la prensa underground. No ha sido traducido, que yo sepa, así que sus historietas Animan y Pipsqueack Papers son un misterio para el público español. Como consuelo les recuerdo que sí conocemos la historia con dibujo de Williamson y guión de Wood que apareció en el nº 1, “Savage World”. Aquí la encontramos en el nº 3 de Relatos Salvajes (Vértice, 1974) con el título de “¡Mundo salvaje!”. Es tan buena como la recordábamos. Otros esfuerzos inéditos son su tira Bucky Ruckus, su escandaloso poster sobre Disney para The Realist o su participación en la revista de comics más grande del mundo, Wham-O Giant Comics, todo en 1967.

Woodwork - Exhibition in Majorca, Spain, Comic art, drawing inking
Cierra los sesenta entintando a otros dibujantes, realizando su famosa plancha de prueba para Prince Valiant y tanteando un nuevo cliente, el ejército de los USA. Con ellos colaborará a inicios de los setenta con dos célebres personajes: la picante Sally Forth y el durísimo Cannon. A ambos los conocemos más o menos bien, ya que se publicaron en su momento en España. Sally en Totem Especial USA nº 1 al 5 y Cannon en Totem Calibre 38 y en Tótem Especial USA nº 6, todos ellos editados por Nueva Frontera desde 1977. Lo que sirvió como distracción a los soldados americanos en sus misiones de ultramar fue un soplo de aire fresco en un país que acaba de dejar atrás cuarenta años de dictadura. ¡Gracias, tío Sam!

Vuelve a la casa de las ideas donde firma unos espléndidos episodios del Doctor Muerte, con guión de Thomas. Vértice lo publicó en su momento, o eso quiere recordar algún rincón de mi memoria, donde perviven esos cascos-burbuja, el calvo con vendajes y los cohetitos voladores. Planeta lo reeditó en Selecciones Marvel nº 16 (2001). Después dibujó cuatro excelentes tebeos para Tower of Shadows, “Flight into Fear” en el nº 5 (Mayo, 1970), “The Ghost Beast!” en el 6 (Julio, 1970), “Of Swords and Sorcery!” en el 7 (Septiembre, 1970) y “Sanctuary!” en el 8 (Noviembre, 1970). Juntas forman un conjunto sólido y coherente donde encontramos algunos de los temas y arquetipos que empleará con Warren y en su último gran proyecto, The Wizard King. Hasta donde yo sé, en España se publicó “Santuario”, como complemento en Conan el Bárbaro Volumen 2, nº 8, pero es posible que se tradujera alguna otra. Cierra esta nueva etapa en Marvel con varios trabajos como entintador. La excelente historia de Kull “A king comes riding!”, publicada en King Kull nº 1 (1971), apareció aquí en Relatos Salvajes nº 13 (Vértice 1973) y luego ha sido repetidamente reeditada. Y The Cat, donde entinta a Marie Severin. Después volvió a pelearse con Lee y buscó trabajo en otras editoriales.

Tampoco mantuvo buenas relaciones con Warren y sin embargo también dibujó para él un montón de obras maestras. Podemos rastrearlas entre las diversas revistas españolas de fantasía y terror. Empecemos por sus historias de espada y brujería: “The Curse” publicada en Vampirella nº 9 (Enero, 1971), “War of the Wizards” en el 10 (Marzo, 1971) y “The End”, que provocó su ruptura definitiva con el editor. La primera la encontramos en Vampus Extra (Ibero Mundial de Ediciones, 1973) como “La maldición”, con la protagonista algo más tapada que en el original. Lo mismo ocurría en la segunda, publicada como “La guerra de los magos” en Dossier Negro nº 48 (Ibero Mundial de Ediciones, 1973). La tercera aparece en 1978 troceada en dos y manipulada, como en los USA. Luego Wood la publicó íntegra en su fanzine The Woodwork Gazette. “Una noche en el manicomio” se publicó en la revista 1984 nº 1 (Toutain, 1978) y “Corte rápido” en el nº 3 (Toutain, 1978).


Para Warren dibujó así mismo tres historietas de ciencia-ficción: “The cosmic all” en Creepy nº 38 (Marzo, 1971), “Manhunters” en Comix Internacional nº 2 (1973) y “Killer Hawk” en Eerie nº 61 (Noviembre, 1974). Aquí aparecieron como “En el Cosmos”, en Vampus nº 1 (Ibero Mundial de Ediciones, 1971), “Los cazadores de hombres” en Famosos Monsters del Cine nº 17 (Garbo, 1976) y “El enviado de la muerte” en Rufus nº 23 (Garbo, 1973). Y dos más, donde juega con elementos mitológicos: griegos en “Prelude to Armageddon” para Creepy nº 41 (Septiembre, 1971) y egipcios en la magistral “To Kill a God”, en Vampirella nº 12 (1971). Aquí se publicaron como “Preludio al Armageddon” en Creepy nº 26 (Toutain, 1980) y “Matar a un Dios” en Rufus nº 29 (Garbo, 1975), aunque ésta última ha sido reeditada en diversas ocasiones.

Su recorrido en Warren se completa con varias obras realizadas en colaboración con otros autores. Como “Overworked”, que dibujó Adkins y aquí se publicó en Vampus nº 3 como “Exceso de trabajo” (Ibero Mundial de Ediciones, 1971). En “Creeps” fue entintado por Severin y aquí se tituló “Reptiles” cuando apareció en Vampus nº 56 (Garbo, 1976). Entintó a Buckler en “Snow”, que apareció como “Nieve” en Rufus nº 32 (Garbo, 1976). Y escribió el guión para Reese de “Warmonger of Mars”, que aquí se tradujo como “Croniquillas de Marte” cuando salió en las páginas de 1984 nº 11 (Toutain, 1979). Finalmente, los completistas me perdonarán si confieso que no recuerdo dónde se publicó la versión en español de “Last train to Laurelhurst”. Como en el caso de “Prelude to Armageddon”, sé que existe una edición en los setenta, pero no consigo dar con ella.

Dibujó también muchas historietas cortas para la DC, cuando su amigo Orlando fue nombrado editor, pero permanecen inéditas en España. Lo mismo su brutal participación en Big Apple Comix (1975) una salvaje revisión de su clásico “My world”, ahora convertido en “My word”. A mediados de los setenta se centra en la DC, sobre todo como entintador. Destacan sus aportaciones a la revista de humor Plop!, su colaboración con el gran García-López en Hercules Unbound y un breve recorrido en La Sociedad de la Justicia, que Planeta rescató en 2007. También aporta sus tintas a Richard Dragon, una serie menor de kung-fu, que aquí apareció en Relatos Salvajes nº 38 y 39 (Vértice, 1978).

Luego está su participación en el género erótico, que ya se había iniciado en los 50. Primero fueron chistes y más tarde historietas completas y portadas, como la espléndida serie que realizó para la revista Screw. En Totem Especial USA nº 6 (Nueva Frontera, 1977?) apareció su versión de Cenicienta, que se había publicado originalmente en Cavalcade, una de esas revistas “para chicos” de principios de los sesenta. Y en Ilustración y Comix Internacional nº 56 (Toutain, 1984) se incluyó un fragmento de su versión de Alicia, “Malicia en el país de las Maravillas”. Aunque sin duda lo más chocante para el lector español fue Wallace “Wally” Wood desconocido, una extraña edición sin acreditar, publicada en los ochenta, que reproducía el material aparecido en Gang Bang nº 1 (Nuance, 1980). Se llegaron a editar tres números, el último con material recopilatorio tras la muerte de Wood. En el segundo apenas se aprecia su presencia, así que puede afirmarse que conocemos la mejor pornografía de Wood. Siendo un trabajo sin mayores pretensiones artísticas, está realizado con su calidad habitual.

Del último gran proyecto del autor también tenemos algunas noticias. Desde su infancia Wood soñó con los personajes que pueblan el mundo de The Wizard King, una fantasía a lo Tolkien que finalmente vio la luz en la forma de dos novelas gráficas, cuando nadie las llamaba así. En ellas se nota ya el peso de los años y la mano de sus ayudantes. Pero antes se había aproximado a esos mundos de diversas maneras. Una de ellas fue un resumen literario muy ilustrado que presentó en el nº 5 de witzend (1968). Introducción que se publicó aquí en una edición muy digna en la revista Antares (Dronte, 1976).

Como curiosidad, recordar su portada para Daredevil nº 164 (Marvel, 1980), donde volvió a su antiguo personaje, entintando los lápices de una joven promesa: Frank Miller. Seguramente hay algún trabajo más que se me escapa, pero revisando todo esto ya pueden hacerse una idea de la destreza artística, la imaginación sin límites y la sensualidad del arte de Wallace Wood. Por cierto, nunca le gustó que le llamaran Wally. Él siempre fue Woody para sus amigos.
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