martes, 29 de junio de 2010

Retrospectiva de Wally Wood


Diario de Mallorca
CARLES MULET. PALMA.

El Casal inaugurará en su Nit del Art ´Woodwork´, una muestra con cerca de 200 originales

El Casa Solleric sigue apuntalando su idilio con el cómic, ya confirmada para septiembre una "abrumadora" retrospectiva de Wally Wood (1927-1981). Previsto inaugurarla en septiembre con la Nit del Art, bautizada Woodwork, colgará en Palma cerca de 200 originales del polifacético estadounidense, singular dibujante, entintador de referencia, escritor y editor bandera del fanzine y la viñeta independiente.
Florentino Flórez, comisario de la muestra junto a Frederic Manzano, se reconoce "apabullado" por el material reunido, un intenso paseo por todas las facetas de Wood, que tuvo muchas, firma imprescindible del terror, la ciencia ficción, la fantasía y las superheroicidades del XX. Y también de la pornografía, que dibujó ya al final de una trayectoria que terminó en suicidio, autodisparada una de las pistolas de su colección.

"Es una de las exposiciones más importantes del año, a nivel europeo. No podremos superarla en el futuro", exagera sin exagerar Florentino Flórez, muy agradecido a la veintena de coleccionistas que han aportado su granito de arena. "La gente se sorprenderá. Verá mucho material, buena parte desconocido", adelanta. Por supuesto, páginas de la revista Mad, viñetas de Spirit y representativas colaboraciones con EC Comics y Marvel. También, adaptaciones completas de algunas de las Crónicas marcianas de Ray Bradbury. Testimonios de los incomprendidos héroes que se sacó de la manga para Tower. Las planchas de prueba que casi le convirtieron en dibujante oficial de El Príncipe Valiente. O ejemplares de los fanzines y gacetas que creó o donde colaboró, siempre como gran defensor de unos derechos de autor favorables al autor, y no a la casas editoras.
"Una visión superficial de Wally Wood podría dar a entender que fue un dibujante con muchas carencias, algo, por otra parte que él mismo reconocía. Pero seguirle los pasos revela que fue un personaje clave dentro del cómic. Estuvo en la primera línea de todos los frentes, reinventó los superhéroes, fue un entintador de referencia...". Florentino Flórez se deshace en elogios hacia Wallace Wood, "mucho menos reconocido de lo que debiera, quizás por tener su trabajo mucho más disperso". Deuda tan pendiente como universal, el Solleric redondeará su homenaje más allá de la exposición, editando un generoso catálogo portador de ingente material gráfico y textos del propio Flórez o especialistas en Wood como Bill Pearson, Jerry Weist o Roger Hill.
Muestra muy esperada, su anuncio ha tenido excitada repercusión en webs y foros especializados en la viñeta, aún frotándose los ojos ante la certeza de Woodwork. El Solleric, que el día de la inauguración no recibirá a ninguna de las tres viudas del homenajeado, añadirá con ella a otro importante de la historieta a su currículum reciente, todavía frescas las retrospectivas dedicadas a Gilbert Shelton, John Buscema o Guillermo Mordillo.
Léelo también en el Diario de Mallorca del 14 de Junio
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jueves, 24 de junio de 2010

El Príncipe Valiente. Lejos de Camelot. Mark Schultz y Gary Gianni

Comic Príncipe Valiente IMPRESIONES DE ÁFRICA Gianni y Schultz

Panini Comics. Barcelona, 2010
192 páginas, 19,95 euros

IMPRESIONES DE ÁFRICA
Cuando en la Semana Santa de 2005 visitamos a Mark Schultz para preparar su exposición en el Casal Solleric de Palma, nos mostró páginas de periódicos donde se publicaba su versión del Príncipe Valiente, el mítico personaje de Foster. 


Así pudimos comprobar su decadencia y la de los comics en prensa por extensión. Si antes ocupaban suplementos enteros en cientos de diarios, ahora las tiras se destrozaban para encajar en formatos imposibles y su popularidad es mucho más limitada. Algo que, por supuesto, Mark lamentaba, aunque le llenara de satisfacción encargarse de uno de los héroes de su infancia.

Como es sabido, cuando a finales de los sesenta Foster ya no se sintió con fuerzas para continuar dibujando su página semanal, encargó una plancha de prueba a tres reconocidos autores: Gray Morrow, Wally Wood y John Cullen Murphy. Fue este último quien finalmente se hizo cargo de la serie, aunque Foster quedó tan complacido con la página de Wood que la incluyó en la serie, el 15 de noviembre de 1970. Si Dios quiere, podrán ustedes admirarla en la imponente exposición que preparamos sobre Wood para septiembre de este año en el Solleric.

Foster se hizo cargo de los guiones por un tiempo y luego todo quedó en manos de Cullen Murphy, que realizó un trabajo mejor de lo que suele reconocerse. Más tarde sus hijos le ayudaron con el argumento y finalmente fue sustituido por Gianni. Tras la muerte de Cullen Murphy su hijo continuó suministrando historias a Gianni, hasta que se hartó y le pidió que le buscara un sustituto. Así fue como Schultz entró en escena. El problema con una serie de estas características consiste en complacer a sus seguidores, sin traicionar el espíritu de la colección pero aportando alguna novedad.

Para el dibujante no es un reto menor. Foster marcó una cima estética dibujando algunos de las personajes más hermosos que se han paseado por los comics. Todos nos enamoramos de su princesa Aleta y hasta toleramos el imposible peinado de Val. Por no citar sus increíbles planos generales y la brillante exactitud de sus detalles. Cullen Murphy siguió los pasos del maestro, con un estilo algo más impresionista y moderno. Y Gianni logra no quedar en mal lugar. Considero que no alcanza a sus antecedentes en los aspectos más luminosos de la saga. Lo suyo no son las chicas guapas y no todos sus paisajes son convincentes. Pero cuando la cosa se pone tenebrosa funciona, sus malos son potentes y nadie le gana en los terrenos fantasmagóricos y en la creación de ambientes surealistas.

Y precisamente lo que hace su amigo Schultz es derivar la serie en esa dirección. Viajamos con Val hacia el sur, pasando por Galicia y con una parada en Gijón, para internarnos en el corazón de las tinieblas, un continente negro que ya habíamos pisado con Foster, pero que ahora se ve de otra manera, muy diferente. En realidad, en cuanto llegamos a África, los ambientes recuerdan más a otro personaje también dibujado por Foster. Me refiero a Tarzán, por supuesto. Así como aquel descubría reinos egipcios perdidos en la selva, admiramos con Val y sus compañeros antiguas civilizaciones negras, cuyo esplendor nos deslumbra. Todo ello sazonado con las acostumbradas escenas de celos entre Aleta y Val y el despreocupada afán aventurero de este último. Sale el monstruo del Lago Ness, que no es uno sino muchos, en un guiño a los dinosaurios tan queridos por el guionista, y muchas cosas más. No se lo pierdan.
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jueves, 17 de junio de 2010

NOT QUITE DEAD - G. SHELTON & PIC


Not quite dead. El último bolo en Shnagrlig de Gilbert Shelton. Edita La Cúpula
La Cúpula, Barcelona, 2010
50 páginas, 15 euros.


ROCK EN SHNAGRLIG


Cuando hace dos años organizamos la exposición sobre Shelton en el Palau Solleric de Palma, él ya contaba entre sus proyectos inmediatos esta nueva aventura de Not Quite Dead, el grupo de música más estrafalario del universo. 


Llegó a mostrarnos algunas planchas que en aquel momento estaban coloreando y definió la historia como su particular homenaje a Carl Barks, una de sus influencias más reconocidas. Más concretamente a una de sus aventuras, la de los huevos cuadrados. Shelton lleva mucho tiempo produciendo a su propio ritmo y ésta podía haber sido una de sus obras anunciadas y nunca terminadas, como esa de los Freak Brothers en Amsterdam, de la que lleva años hablando pero que todavía no ha visto la luz.

Afortunadamente no ha sido así, con lo que este descacharrante tebeo redondea un año espléndido para los clásicos del underground, marcado por la aparición del Génesis de Crumb, al que ahora se suma este nuevo clásico. Los seguidores de Shelton ya saben que Not Quite Dead no son lo mismo que los Freak Brothers. A pesar de su evidente calidad, nunca han sido tan divertidos y aunque resulta difícil explicar el humor o dar razones por las que algo nos hace gracia o no, tengo una teoría al respecto. En los Freak los tres personajes, además de ser unos hippies aficionados a las sustancias estupefacientes, tienen unas personalidades muy diferenciadas, del viva la virgen al concienciado, pasando por el macarra. Eso les da vida y los torna creíbles. Los Not Quite Dead, al contrario, nunca han dejado atrás su condición de estereotipos. Tenemos al músico de jazz, al reagge, el roquero... pero no pasan de ser una banda, no consiguen individualizarse. Por supuesto el talento de Shelton es capaz de extraer situaciones cómicas de donde sea. Pero con ellos siempre hemos tenido esa sensación de que se queda un poco corto, de que todo funcionaría mejor si diferenciara mejor a sus héroes.

Dicho esto, El último bolo en Shnagrlig está a la altura de algunos de sus mejores trabajos. Es una aventura trepidante a lomos de otra de las pasiones del dibujante: los coches. En este caso un flamante Cadillac del 59, que se convierte en un protagonista más del relato. La banda tiene un bolo en un país exótico, de acuerdo con un plan urdido por una organización muy parecida a la C.I.A. Por supuesto, luego nada sale como estaba previsto y Shelton, con la ayuda del artista francés Pic, tiene ocasión de dibujar esas escenas de masas y persecuciones que tanto le gustan. Además, si su amigo Crumb abordaba los asuntos religiosos de manera directa en su última obra, él también se acerca al tema, con la ironía que le caracteriza. Siempre se ha definido como un autor satírico, alguien que comenta lo social con un inevitable cachondeo. Aquí nos ofrece su versión de los burkas, transformados en bolsas de papel, mientras inventa una religión, que inevitablemente nos recuerda otras muy conocidas sobre las que no conviene hacer bromas. El pasaje con los rezos se cuenta entre lo más divertido del álbum.

En fin, que el viejo maestro sigue en buena forma y todavía puede darnos algunas sorpresas, además de hacernos reír y reflexionar al mismo tiempo. Su puesta en escena resulta tan impecable y eficaz como siempre.
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jueves, 10 de junio de 2010

KICK ASS de MILLAR & ROMITA JR.

Panini Comics. Barcelona, 2010.
224 páginas. 19,95 €



"...VAMOS A ENTRAR, TÍO.”


Una miniserie que ya ha sido adaptada a la gran pantalla. Dibujo de Romita Jr. y guión de Millar, que se pregunta por enémisa vez cómo serían los superhéroes en el mundo real. La respuesta es tan divertida como ultraviolenta. Muchas aproximaciones anteriores se situaban en la estela de Watchmen, presentando los supertipos en esquijama como maníacos que disfrutan de sus dones y abusan de los pobres mortales. 

Como ahora mismo nos explica con su talento habitual Ennis en otra serie en marcha, también recomendable, The Boys. Millar elige otra dirección, tomando como punto de partida el entusiasmo que el género provoca en muchos adolescentes. Como su esforzado protagonista, se pregunta qué se necesita para ser superhéroe. La respuesta es tan sencilla como eficaz: un disfraz y algo de locura. Cargando con esas armas, salimos a la calle a buscar acción. Y vaya si la encontramos.

Nunca he sido un fan de Romita Jr, a quien considero un dibujante muy respetable, pero sin la solidez de su padre, el genial dibujante de Spiderman. Sin embargo, reconozco que ha mejorado mucho con los años, que su narrativa es impecable y que aquí las tintas del gran Tom Palmer consiguen que su trabajo tenga ecos de Jack Davis. Declara que se lo pasó muy bien con esta serie y lo cierto es que esa es la sensación que transmite. En las escenas de violencia, que abundan, aporta veracidad sin resultar demasiado desagradable, sus personajes tienen una gran fuerza estructural y la caracterización del protagonista y de Hit-Girl, uno de los grandes hallazgos de la historia, está especialmente conseguida.

Kick Ass de Millar y RomitaTambién notamos cómo se divierte Millar. No sólo por su nutrida colección de chistes, entre los que podríamos destacar el de la foto de la novia, la definición de demócrata o las alusiones a Michael Moore. Pero es que además maneja su material con autoridad, saltando con facilidad del drama negro a la comedia adolescente, de la acción muy violenta a unos diálogos y textos introspectivos que definen un héroe con el que muchos lectores se sentirán identificados. Por supuesto, hay pasajes muy salvajes pero el dibujo de Romita se encarga de suavizarlos y aportar unidad a un relato certero y que se disfruta de un tirón. Durante todo el relato Millar deconstruye los códigos superheróicos, se burla de las superparejas, los hace aparecer en YouTube y en FaceBook, los enfrenta a peligros reales y violencia real... Pero en su climax abandona esa estrategia desmitificadora y vuelve a la ortodoxia. Ningún fan del género se sentirá decepcionado, al contrario, no dudo de que gozarán hasta la última viñeta. Como Eastwood en Sin Perdón, tras reflexionar sobre los efectos de la violencia y las penalidades que provoca, se abandona a una catarsis final, absolutamente gratificante. Recorre el espacio moral que lleva de los sólidos principios que Ditko implantó en Spiderman, a las dudas que Conway sugirió con Punisher, un vigilante no muy escrupuloso. ¿En qué momento la violencia deja de ser justa? Una pregunta a la que Millar no duda en enfrentarse, dando por el camino toda una lección de narrativa.
No se lo pierdan. No apto para los muy sensibles.
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jueves, 3 de junio de 2010

O'DONELL: UNO DE LOS GRANDES


Hace exactamente un mes, el pasado 3 de mayo, moría uno de los mejores guionistas europeos, Peter O'Donnell. Todos lo recordaremos como padre de Modesty Blaise, un extraordinario personaje femenino. Esta víctima que se niega a serlo, huérfana y refugiada en un campo de concentración, más tarde jefa de una organización mafiosa y finalmente espía a cuenta del gobierno de su graciosa majestad, acompañada siempre por su fiel amigo que no amante Willie Garvin, transita unas aventuras llenas de hallazgos, originales y adultas, con secundarios sorprendentes y constantes lecciones morales.


Tradicionalmente los relatos de espías son espacios ambiguos, donde la frontera entre lo aceptable y lo necesario se cruza sin rubor. No así en Modesty. Sus historias son sexys y ella resulta atractiva tanto por su carácter e independencia como por sus indudables atractivos físicos, por supuesto sólo cuando la dibujaba Holdaway. Pero no hay en ella ambigüedad alguna, desde el principio señala lo que está bien y lo que está mal, como muchos episodios excelentes se encargan de recordarnos. No hay bromas con el asesinato, la prostitución o las drogas. Modesty saltará de un novio a otro con la desenvoltura de una progre enloquecida, pero ahí se acaban las tonterías. Cuando la cosa se pone caliente, se enreda su kongo en el moño, se pone su traje de combate negro y los malos ya pueden echarse a temblar.

Hace años se editaba un DVD con una serie-B que Tarantino había producido sobre el personaje, tan olvidable como la primera y lamentable versión de Losey. Lo mejor de todo era que incluía una entrevista con el venerable O'Donnell, este ancianito que se nos acaba de morir con noventa años. Allí explicaba, por ejemplo, cómo había “conocido” a Modesty, sirviendo en el ejército inglés en un perdido rincón de las montañas persas al final de la segunda guerra mundial. Una desfallecida refugiada se les había aproximado reclamando comida, su decisión y fiera seguridad le cautivaron y así fue cómo imaginó a su personaje, que vería la luz muchos años más tarde, en las páginas del Daily Express en 1962.

Otro momento fascinante en esa entrevista es cuando Peter O'Donnell explica qué episodio de Modesty adaptaría al cine y porqué. Cabe recordar que del primer guión que escribió para Losey sólo sobrevivió una línea. La película fue un fracaso, por supuesto, mientras los comics primero y las novelas después gozaron de una gran respuesta popular. O'Donnell proponía como posible película una de sus novelas. Según explicaba, con cara de jubilado que nunca ha roto un plato, en ella Modesty se enfrentaba a un matón que la derrota. Es más fuerte y más grande que ella, así que no hay nada que hacer. Pero según avanza la trama, la heroína debe volver a luchar con él, en esta ocasión a vida o muerte. Así que debe recurrir a algo que le aporte cierta ventaja. Modesty decide desnudarse y untarse todo el cuerpo de grasa. Si su enemigo no puede agarrarla, no podrá derrotarla. O'Donnell concluía, con una sonrisa pícara, que sin duda el público estaría interesado en contemplar cómo Modesty se preparaba para la batalla.

Modesty Blaise de Peter O'Donell y Jim Holdaway, edita Planeta deAgostini
Bromas aparte, Modesty Blaise es uno de los más grandes personajes de comics de todos los tiempos. Sus historias están perfectamente escritas, son ingeniosas y trepidantes. Afortunadamente ha sido reeditada recientemente así que todavía resulta sencillo acceder a sus aventuras. Si aún no han tenido oportunidad de leerlas, les envidio profundamente. Recuerdo como si fuera hoy las primeras historias de Modesty que me zampé, en la versión de BuruLan. Todavía puedo sentir la energía que transmitían y la admiración que sentí por aquella mujer tan diferente a las que salían en otros tebeos. Hoy se mantiene tan fascinante y original como entonces.
Donde quiera que esté, ¡gracias maestro O'Donnell!
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